Una barrera de seguridad construida por Israel
separa su territorio de Cisjordania.
La demora para el establecimiento de un Estado
palestino independiente, la construcción de asentamientos de colonos judíos
en Cisjordania y la
barrera de seguridad en torno a ese territorio -condenada por la Corte
Internacional de Justicia de La Haya- han complicado el avance de un proceso de paz.
Pero éstos no son los
únicos obstáculos, tal como quedó claro en el fracaso de las últimas
conversaciones de paz serias entre ambos grupos que tuvieron lugar en Camp
David, Estados Unidos, en el año 2000, cuando un saliente Bill Clinton no logró
un acuerdo entre Arafat y el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak.
Las diferencias que parecen irreconciliables son las
siguientes:
Jerusalén: Israel reclama soberanía sobre la ciudad
(sagrada para judíos, musulmanes y cristianos) y asegura que es su capital tras
tomar Jerusalén Oriental en 1967. Eso no es reconocido internacionalmente. Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea su
capital.
Fronteras y terreno: Los palestinos demandan que su
futuro Estado se conforme de acuerdo a los límites previos al 4 de junio de
1967, antes del comienzo de la Guerra de los Seis Días, algo que Israel
rechaza.
Asentamientos: Son viviendas, ilegales de
acuerdo al derecho internacional, construidas por el gobierno israelí en
los territorios ocupados por Israel tras la guerra de 1967. En Cisjordania y
Jerusalén Oriental hay más de medio millón de colonos judíos.
Refugiados palestinos: Los palestinos sostienen que los
refugiados (10,6 millones según la OLP, de los cuales casi la mitad están
registrados en la ONU) tienen el derecho de regreso a lo que hoy es Israel,
pero para Israel abrir la puerta destruiría su identidad como Estado judío.
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