La
prohibición de los motores de combustible fósil, un desafío para China
La
decisión de China de prohibir a medio la plazo la producción y la venta de
vehículos de combustibles fósiles (gasolina y diésel) supone un enorme desafío
para el gigante asiático y podría revolucionar el sector de los coches
eléctricos a nivel mundial.
China prohíbe autos con motores de combustible fósil La
prohibición de los motores de combustible fósil, un desafío para China
¿Por qué el anuncio de China es importante?
Aunque
China no dio detalles ni un calendario para su plan, las consecuencias serán
considerables por el tamaño del mercado del gigante asiático, la segunda
economía mundial.
En comparación, el impacto de la decisión Gran Bretaña y
Francia de prohibir las ventas de vehículos con motores fósiles en 2020 es
mucho menor porque esos
dos mercados solo representan ventas de dos millones de vehículos nuevos al
año, una gota de agua a nivel global.
El mercado chino, en cambio, que empezó de cero hace
apenas 20 años, representa hoy unas ventas anuales de 24,38 millones de ventas
anuales, es decir uno de
cada nueve de los vehículos vendidos en el planeta.
Y según las previsiones de la consultora AlixPartners, en
2024 el mercado chino
representará ventas de 42 millones unidades anuales, un 36% del total mundial.
"Si China dice que los motores de combustión interna
se han acabado, el resto del mundo no tendrá más remedio que seguirles porque el resto del mundo no puede
perder el mercado chino", explica Bill Russo, un experto en
automóvil de la consultora Gao Feng de Shangái.
La decisión china será uno de los temas del salón del
automóvil de Fráncfort, el más importante de Europa, que arranca este martes en
la ciudad alemana.
¿Cuáles
serán las consecuencias para los constructores?
Los constructores europeos, estadounidenses y japonenses,
que necesitan aliarse con
empresas locales para entrar en China, se verán obligados a desarrollar carros eléctricos si
quieren seguir en ese mercado.
"Los
constructores europeos deberán acentuar mucho sus esfuerzos en los coches
eléctricos para que no los echen del mercado porque ahora su oferta
insuficiente", advierte Stefan Bratzel, director del Center of
Automotive Management (CAM), un instituto de investigación alemán.
Las
ventas en China de carros eléctricos solo representan un 1,7% del total pero
crecen con fuerza cada año, gracias al apoyo del gobierno.
Además China domina el mercado de los motores y baterías
eléctricas. "La casi
totalidad de la capacidad (mundial) está en China y aumenta de año en
año", según Laurent Petizon, un especialista del sector del
automóvil de la consultora AlixPartners, algo que supone "un verdadero problema para
la industria europea".
Bill Russo predice por su parte que la era de los motores
de gasolina y diésel "sólo
terminará de verdad cuando China esté segura que su constructores son capaces
de comercializar los coches que (las autoridades) quieren ver".
¿Es una buena noticia para el medio ambiente?
Paradójicamente podría no serlo. Aunque los peatones y los ciclistas chinos
sufrirán mucho menos de la contaminación, la huella de carbono de un coche
eléctrico depende sobre todo del origen de la energía que se usa para hacerlo
funcionar.
Y en el caso de China solo el 11% de la producción de electricidad procede de
fuentes poco contaminantes (incluyendo la energía nuclear). El resto la
generan centrales térmicas, sobre todo de carbón.
Oficialmente,
el objetivo del gobierno chino es superar el 20% de energías limpias.
Al contrario, en un país como Francia, donde el 75% de la
electricidad es de origen nuclear, la transición a los coches eléctricos
mejoraría en teoría las emisiones de CO2, aunque necesitaría invertir en infraestructuras.
Además
las baterías de los coches eléctricos usan litio, que también contamina durante
su proceso de extracción y tiene elementos tóxicos que hay que reciclar.
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