¿Ha escuchado últimamente la palabra “liderazgo”? ¿Y la
palabra “gerente”? ¿Recuerda esta palabra? Pues debería haberla escuchado porque lo que todo el
mundo llama la crisis actual no es más que una crisis gerencial y una crisis
moral y de valores.
El mundo empresarial ya está cansado de un liderazgo
completamente desconectado de la gerencia. ¿Cómo sucedió esto? Hace unos años se puso de moda
separar a los “líderes” de los “gerentes”; es decir, distinguir los que “hacen las cosas
correctas” de los
que “hacen las cosas bien”. Suena muy bien. Pero veamos cómo funciona
esta separación en la práctica. Hoy en día, el mundo comercial cuenta con una
gran cantidad de líderes frios, calculadores y completamente desligados de la
sociedad y del difícil proceso de gerenciar. Por tanto, no saben qué está pasando. Así pues,
estamos frente a líderes que por quedar bien con sus dueños son capaces de
acabar con el futuro sus empleados y sus familias.
Para apreciar bien el efecto de todo esto, póngase en los zapatos de uno de
esos gerentes de verdad; digamos, uno que trabaje con compromiso y
responsabilidad social empresarial y le dicen que es mejor que cumpla con sus metas o, de lo
contrario, lo despedirán. ¿Qué hacer?
Lamentablemente, los líderes están más interesados en impresionar a los de afuera que en
gerenciar a los de adentro. Tomemos el caso de los despidos en masa: decretar el despido de miles de
trabajadores sin tomar en cuenta cómo afecta a la sociedad y las consecuencias
éticas y morales de esta decisión.
Una compañía no es un conjunto de “recursos humanos”…, es una comunidad de seres
humanos comprometidos entre sí.
¿Dónde quedó el juicio, la sabiduría necesaria para
balancear las exigencias de la sociedad con las necesidades a largo plazo de la
compañía? Recuerde que el corazón
y el alma de un negocio se va con los empleados despedidos.
El mundo empresarial no fue desarrollado por líderes
“heroicos” capaces de “masacrar” una sociedad, sino por líderes involucrados con la gente y con las
tareas gerenciales.
Ser un líder con compromiso significa reflexionar y, a la
vez, mantenerse en la lucha. En vez de separar a líderes y gerentes, deberíamos procurar que todos los gerentes fueran líderes. Y deberíamos definir el “liderazgo” como la buena práctica de la
gerencia.
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