PREPARARNOS PARA LAS CATÁSTROFES FINANCIERAS


¿Qué hacer al respecto?.

Lo más grave de toda la crisis financiera mundial es que nadie la vio venir: ni los expertos ni los académicos ni los políticos ni los presidentes de los bancos. Por tanto, nos parece hora de que el mundo comercial asuma la realidad, por muy dura que esta sea, de que nos es posible hacer pronósticos en esta área. Las ciencias “duras” son capaces de hacer muy buenas predicciones. Pero la comunidad científica sabe muy bien cuáles son los límites de dichas predicciones. Tomemos por caso los desastres naturales. Los científicos reconocen que es imposible predecir el momento y el lugar en que ocurrirá un terremoto. Sin embargo, saben que la intensidad y la frecuencia de los terremotos es poco variable. En cualquier año, hay más o menos 134 terremotos de 6,9 puntos en la escala de Richter, 17 de 7,9 y uno de 8 o más.

El problema es que la regularidad estadística no permite predecir este tipo de fenómenos. Por ejemplo, según la información disponible, sabemos que en los próximos 35 años habrá más o menos 44 terremotos de intensidad 7,6 en la escala de Richter. Pero los sismólogos no tienen idea de cuándo o dónde ocurrirán. Y surgen las interrogantes: ¿las zonas sísmicas deberían estar pobladas o no? ¿Habrá un maremoto? ¿Habra un gran saldo de muertes y destrucción? Ningún científico puede responder estas preguntas. Pero, entonces, ¿cómo debemos lidiar con los terremotos? Sencillo, en vez de apoyarnos en las predicciones, debemos centrarnos en estar preparados. Por ejemplo, los ingenieros pueden construir edificios más resistentes.

Una forma de prepararnos para las catástrofes financieras es seguir el siguiente método:

1. Aceptar que vivimos en un mundo repleto de incertidumbre. Esto es difícil desde un punto de vista psicológico, pero no podemos seguir ignorando la incertidumbre. De hecho, cualquiera sea nuestro interés (los precios del petróleo de mañana, los resultados del próximo trimestre, los precios accionarios del año que viene, etc.), no lograremos evaluar realmente la probabilidad de que suceda algo si antes no aceptamos el hecho de que pueden ocurrir muchas otras cosas.

2. Evaluar los niveles de incertidumbre que estamos encarando. Tomemos por caso la venta de la novela de un autor desconocido. Los editores deben buscar información sobre cuál suele ser la respuesta del público ante este tipo de autores. Esto permitirá establecer un estimado de cómo irán las ventas. Este simple ejercicio incluye 95% de todos los posibles resultados. ¿Ya lo hizo? Muy bien, ahora incremente el rango de incertidumbre. Lo que nos lleva al próximo paso.

3. Aumentar el rango de incertidumbre. Hay buenas probabilidades de que hayamos subestimado el rango de incertidumbre, independientemente de lo realistas que creamos ser. Según ciertos estudios, la gente suele subestimar la incertidumbre. Nuestra imaginación suele ser menos poderosas que nuestra capacidad matemática.

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