La
calidad de vida mejoró sustancialmente en una década y, en algunos aspectos,
los avances son más visibles en el área rural. Esta aseveración está en
línea con una reducción en la pobreza que, de acuerdo con la más reciente cifra
divulgada por el Dane, pasó a ser de 26,9 por ciento, mientras que hace una década era de 42 por ciento.
La
transformación se aprecia en los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad
de Vida que reveló esta semana el Dane, en la que se descubre una nueva
Colombia, más moderna, con mayor acceso a la tecnología y a los servicios
públicos y sociales.
La TV por suscripción está en auge (pasó de estar en 48,3 % de los
hogares en el 2008 a 73,4 diez años después). Y ni qué decir de la
conexión a internet, que
era de 12,8 por ciento y ahora es del 50.
Hoy, sin duda, estamos ante una Colombia más conectada.
Tanto así que, en una
familia pueden faltar muchos artículos básicos, menos el celular. La
tenencia de este aparato está casi en la totalidad de los hogares, desplazando
el fijo: 96,4 por ciento, frente al 83,8 por ciento hace una década.
Hogares
pequeños
La
dinámica poblacional es otro indicador del avance en la calidad de vida
lograda. Bien dicen que la introducción de la píldora anticonceptiva en
el país fue uno de los mecanismos de reducción de la pobreza. En ese sentido,
en promedio, los hogares
cada vez reducen más el número de integrantes: 3,2 hoy, frente a 3,7 en el
2008, con un promedio de 4 en zonas alejadas de las cabeceras.
A ello se agrega que el porcentaje de hogares unipersonales pasó de 11
a 15,8 por ciento, lo que a su vez está relacionado con el indicador de
arriendo, que ha tenido un ligero crecimiento: pasó de 31,6 a 34,9 por ciento,
lo que se explica en parte porque los hijos de una familia, a medida que hoy
concluyen más rápido su formación académica y entran al mercado laboral, abren tolda aparte.
Salud
hasta en el campo
Pese a que los colombianos se viven quejando de la
atención en salud, en la encuesta revelaron cierta satisfacción con este
servicio. En suma, un 80
por ciento dice que la atención es buena o muy buena. Y es que la cobertura ya es casi completa.
La investigación, que se hizo indagando de manera presencial en 13.034 hogares,
refleja que la vinculación a la seguridad social era de 86 por ciento hace una
década y pasó a 94,6 por ciento en el total nacional, lo que aplica hasta para el área rural dispersa,
en donde tradicionalmente se quejan de ausencia del Estado. Allí la cifra pasó
de 84,6 a 94,7 por ciento.
La
mejor salud de los colombianos estaría ligada a un mayor acceso a los servicios
públicos, grupo en el que se destaca la energía, que tiene casi una cobertura total: pasó de 97,2
a 99,5 por ciento en la década de análisis. También a casi todo el campo
colombiano llega la luz (98,3 %), pero no sucede lo mismo con el gas natural. Si bien la cobertura
pasó de 47,4 a 64,8 por ciento en el periodo de estudio, se trata todavía de una cifra
baja que se agranda aún más en la zona rural: de 3,4 en 2008 pasó a 15,8
por ciento.
La encuesta de Calidad de Vida, en varios de sus
resultados, es indicador
de la brecha que aún conserva el campo con la ciudad. El acueducto, por ejemplo, tiene
una cobertura nacional de 90,3 por ciento de la población, tras venir de
un 86,7 por ciento hace 10 años. En el área rural dispersa pasó de 58 a 62 por
ciento. Esto hace que en el país continúe vivo el aguatero, el carrotanque y
hasta el pozo a cielo abierto para acceder al agua.
La
meta de incrementar los propietarios de vivienda en el país también se deja ver
en el estudio. Predominan los hogares con vivienda propia y pagada (45,2
%, frente a 44,9 % en 2008). Además, el hecho de que en vivienda propia y
pagándola solo esté el 3,9 por ciento de los hogares, en comparación con un 6,1 por ciento que había
hace una década es muestra de que cada vez más colombianos salen de la lista de
deudores.
Más empoderados
De acuerdo con lo expresado por el director del Dane,
Mauricio Perfetti, esta encuesta es declarativa, es decir, parte de la forma en
que dice sentirse el colombiano. Así, solo un 29,6 por ciento de los hogares se considera pobre, cifra
que era de 48,3 por ciento en el 2008.
Este sentir no parece estar conectado con los ingresos, pues el 55,5 por ciento dice que
sus finanzas cojean (solo les alcanza para cubrir gastos mínimos); al
34,7 no le alcanza para lo mínimo, y solo un 9,8 por ciento dice tener ingresos más que suficientes para
cubrir lo que necesita y lo que no.
Pero
la tenencia de bienes que ayudan a tener una mejor calidad de vida ha mejorado.
Muestra de ello es que, dentro de la población ocupada que utiliza los medios
de transporte para ir al trabajo, el mayor porcentaje es el de los propietarios de moto, que pasó de 15,1
a 26,4por ciento en 10 años.
El estudio indagó sobre el nivel de satisfacción de los
colombianos con la vida y, en una escala de 1 a 10, le dieron una nota de 8,3.
Por todos estos cambios, “la encuesta confirma la migración a una mejor forma de
vida, con más acceso a servicios públicos, conectividad, tenencia de vivienda,
vehículo propio, entre otros”, concluye Mauricio Perfetti.
La
pobreza cedió 15 puntos en diez años
Todavía sin resolver del todo el tema de la pobreza en el
país; con todo y las
críticas a las políticas de subsidios que, según algunos analistas,
ayudan a bajar el indicador pero dejan vulnerables a las personas y en riesgo
de volver a caer, no hay que desconocer que el cambio en una década es notorio.
La pobreza por ingresos se redujo en 15,1 por ciento en
comparación con el 2008. Así se desprende de los datos revelados esta semana
por el Dane, según los cuales este índice pasó de 42 por ciento hace una
década, a 26,9 en el 2017. En
el caso de la pobreza extrema, que se ubicó en 7,4 por ciento, la caída es de
casi la mitad de lo se tenía hace diez años.
Aun
con la desaceleración económica del año pasado, la reducción de la pobreza
siguió. “La caída
de la inflación el año pasado y la recuperación de los precios de los
alimentos pudieron haber incidido de manera positiva en la disminución de la pobreza”, dijo el
economista Jorge Iván González.
Durante
el decenio, pese a que los números cambiaron de manera muy lenta, también es
visible que la desigualdad cedió. El coeficiente de Gini, con la cual se
mide, pasó de 0,567 en el 2008, a 0,508 el año pasado. Este ha sido uno de los
puntos más débiles en Colombia, en el que tendrá que poner el foco el próximo
Gobierno.
González apunta a estrategias como “desconcentrar la tierra y la
riqueza”, mientras que otros expertos estiman que en la reducción de la
desigualdad tendría impacto un
enfoque laboral que mejore la oferta y la calidad del empleo, al igual
que la elevación del nivel salarial. Desde esa perspectiva, la mirada debería fijarse en el
campo, donde se requiere subir la productividad.
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