Un
nuevo estudio arroja datos sobre el efecto del dióxido de carbono (CO2) en el
deshielo glaciar. Los resultados coinciden con otros informes anteriores. ¿De
qué serviría ahora reducir las emisiones contaminantes?
El
lento camino hacia la desaparición de los glaciares
El deshielo de glaciares en todo el mundo parace
imparable y seguirá su curso en las próximas décadas. Según un estudio del
investigador climático de Bremen, el catedrático Ben Marzeion, publicado en la
revista Nature Climate Change la masa glaciar mundial se reducirá a largo plazo en un 36%.
Los autores del estudio llegan a la conclusión de que el deshielo es la reacción a los
efectos de los gases de efecto invernadero ya emitidos con el
consiguiente aumento de la temperatura. Las reducciones de emisiones futuras
solo pueden originar, por lo tanto, que no se derrita aún más hielo glaciar.
Para mantener el nivel de la masa glaciar actual, según
el estudio, la temperatura
media global debería descender al nivel de la época preindustrial, como en
1870.
Glaciar del Ródano, Suiza, en 2007 y 2014.
Según los datos de la Organización Mundial de
Meteorología, la
temperatura terráquea global media en 2017 fue de 1,1 grados por encima
de la registrada en 1850.
Los
glaciares se formaron a lo largo de muchos siglos. Según los expertos, cada
kilogramo de CO2 que se emite a la atmósfera es responsable de la pérdida a
largo plazo de 14,8 kilos de hielo glaciar. Los investigadores no han
calculado la pérdida de hielo adicional en el Ártico y el Antártico.
Si se mantiene la temperatura media de 1,5 o 2 grados
pactada en el Acuerdo de París, esta no tendrá ninguna repercusión en los glaciares en este siglo,
según se puede leer en dicho estudio y solo será relevante después de 2080.
La gran parte de la pérdida de glaciares hasta 2100 es el resultado de las
emisiones pasadas.
Responsabilidad
para el futuro
"Los autores muestran que los glaciares reaccionan
durante mucho tiempo a las emisiones pasadas".
Los glaciares en Groenlandia y el Antártico están en modo
"memoria a largo plazo” y muestran "tanto la dimensión histórica de nuestra
responsabilidad para las próximas generaciones como también la necesidad de
dejar atrás, tan pronto como sea posible, el consumo de energía fósil”.
Tobias Bolch, coordinador del grupo de glaciología en la
Universidad de Zúrich, ve similitudes entre este y anteriores estudios. "Lo relevante del estudio
es que cuantificó el tiempo de adaptación global y se expuso claramente que, a
corto plazo, no originará diferencias a la hora de aumentar la temperatura”.
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