Las
comunidades del Pacífico buscan que la región sea un ejemplo de armonía entre
productividad, conservación, empoderamiento comunitario, costumbres, cultura y
prácticas ancestrales. Para lograrlo, le presentaron al país un portafolio de
proyectos.
Una
visión sostenible para el Pacífico
Como otras zonas afectadas por el conflicto, los próximos
años plantean retos complejos para los 80 municipios que componen la región Pacífica y sus más de dos
millones de habitantes. El acuerdo de paz con las FARC debe ser una oportunidad para
integrarse con el país y con el mundo y; para ser objeto de inversión y
oportunidades de desarrollo que ayuden a mejorar sus índices de desarrollo
humano.
La apertura, sin embargo, no puede ser a cualquier precio ni continuar en la senda
de los últimos años: según el IDEAM, pese a representar solamente el 9%
del territorio nacional, el Pacífico sumó el 16,2% a la tasa de deforestación nacional en el 2017.
Solamente entre el 2015 y el 2016 la deforestación aumentó un 137% en la región. Además, de las 78.939 hectáreas afectadas por la minería ilegal
en el país, 46% se encuentran en la región.
Estas pérdidas son especialmente dolorosas al tomar en
cuenta la riqueza biológica del Pacífico, donde se pueden encontrar 42 % de las aves del país, 37
% de los mamíferos, 37 % de los reptiles
y casi 200.000 hectáreas de manglar, particularmente en el sur de la región.
Su diversidad no se limita a los recursos biológicos: con
una población de 2.2 millones de
habitantes, 135.000 son pueblos indígenas y casi un millón son
comunidades negras. Sus prácticas ancestrales le presentan al mundo saberes y riqueza con
repercusiones culturales, artísticas, culinarias y hasta médicas. Sería
una pérdida irreparable que, al incrementarse las oportunidades de conexión e
intercambio con el país, la existencia de sus usos y costumbres se viera amenazada.
El Ministerio de Ambiente, con el apoyo de instituciones
como Fondo Acción, Banco Mundial, Conservación Internacional, WWF, la Fundación
Natura e institutos de investigación del sector como el Invemar y el Instituto
de investigaciones ambientales del Pacífico, retomó el trabajo realizado por
programas como el Plan Todos Somos
Pazcífico para dialogar con las diversas instituciones y organizaciones
sobre una nueva forma de acercarse a la diversidad de las problemáticas de la
región. Además de
recuperar el trabajo que muchas organizaciones ya están haciendo en la región,
desde un principio el
objetivo era que la voz de las comunidades fuera la decisoria en la
construcción de una nueva visión sostenible para el desarrollo del Pacífico.
En febrero, este grupo de organizaciones, bajo la
coordinación del Ministerio de Ambiente, le presentó al país y a la cooperación
internacional un portafolio de nueve proyectos nuevos estructurados y listos
para ser financiados y otros cuatro aún
por finalizar estructuración. A estos se
suman seis intervenciones de ONU-REDD y los recursos para la gestión de
recursos que aseguren la sostenibilidad de las áreas protegidas de la
región. Los ejes de intervención son la mitigación y adaptación
al cambio climático, el desarrollo económico sostenible, el manejo y gobernanza
forestal, la gestión del recurso hídrico y la gestión de sistemas marino
costeros.
Pero el principal atractivo de la iniciativa es que se
trata de un punto de encuentro entre el trabajo técnico de algunas de las
organizaciones ambientales más importantes y las comunidades de la región. Son ellos, los que viven la realidad
cotidiana y los retos del desarrollo sostenible en la región, quienes tienen la
posibilidad de definir cuáles son los principales problemas para sacar adelante
iniciativas que preserven la riqueza natural y cultural del Pacífico sin que
esa preservación sea un obstáculo para la construcción de paz y prosperidad.
Las comunidades no solamente guiaron las iniciativas de las organizaciones,
sino que han trabajado con estas en los mecanismos de gobernanza que resuelven
muchas de las tensiones que con frecuencia se presentan.
Esta
iniciativa busca fortalecer la capacidad técnica, financiera y organizacional
de 25 empresas identificadas
previamente. El proyecto también crea fondos rotatorios de inversión que
deben garantizar la sostenibilidad financiera de los emprendimientos. La
inversión necesaria para sacar adelante las iniciativas verdes, que además
tienen características diferenciadoras para el mercado, suma más de 3.000
millones de pesos.
El proyecto parte del trabajo conjunto con cinco consejos comunitarios en
temas ambientales, sociales, administrativos y de gobernanza. Sobre esa
base, se van a mejorar los sistemas de producción agrícola, avícola y
piscícola. Se invertirán más de 6.000 millones de pesos en parcelas
agrícolas, sistemas productivos sostenibles y restauración de 1.100 hectáreas
de bosque.
Mitigación y adaptación al cambio climático en la costa
Pacífica caucana
En
Timbiquí, Guapi y López de Micay se promoverá la conservación y uso sostenible
de la biodiversidad a través de tecnologías de uso eficiente como estufas
ecoeficientes y huertos leñeros para disminuir la deforestación. Además, se valorarán los saberes propios para
mantener la agricultura tradicional de cacao, plátano, frutales, leguminosas y
maderables beneficiando a
180 familias de los consejos comunitarios y resguardos indígenas de la costa
Pacífica caucana.
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