
Uno
de los argumentos más comunes en contra de tomar medidas agresivas para
combatir el cambio climático es que hacerlo acabaría con muchos empleos y paralizaría
la economía. Pero esto supone que existe una alternativa en la que no
tendríamos consecuencias por el cambio climático. Y por desgracia, no es así. En realidad, no abordar el
cambio climático tendría un gran costo, y causaría enormes daños ambientales y
sufrimiento humano, mientras que hacer una transición a una economía más
ecológica beneficiaría a muchas personas y ecosistemas de todo el mundo.
Comencemos con el costo de abordar el cambio climático. Para mantener el calentamiento
por debajo de los 2 grados Celsius —el objetivo del acuerdo climático de París—
la sociedad deberá alcanzar la meta de cero emisiones netas de gases de efecto
invernadero para mediados de este siglo. Eso requerirá inversiones significativas en cosas como
energía renovable, automóviles eléctricos e infraestructura de carga de
baterías, sin mencionar
los esfuerzos que hay que hacer para adaptarnos a las temperaturas más altas,
el aumento del nivel del mar y otros efectos inevitables de los cambios
climáticos actuales. Y tendremos que hacer esas modificaciones
rápidamente.
Las estimaciones del costo varían mucho. Un estudio reciente reveló que
mantener el calentamiento a 2 grados Celsius requeriría una inversión total de
entre 4 y 60 billones de dólares, con una estimación promedio de 16
billones de dólares, mientras que mantener el calentamiento a 1,5 grados
Celsius podría costar entre 10 y 100 billones de dólares, con una estimación
promedio de 30 billones de dólares (para tener una referencia, la totalidad de
la economía mundial fue de aproximadamente 88 billones de dólares en 2019). Otros estudios han encontrado
que alcanzar el cero neto requerirá de inversiones anuales que van desde menos
del 1,5 por ciento del producto interno bruto global hasta un cuatro por ciento.
Es bastante, pero está dentro del rango de inversiones históricas energéticas
de países como Estados Unidos.
Ahora, consideremos
los costos de un cambio climático descontrolado, el cual afectaría más a los
más vulnerables. Esto incluye daños a la propiedad y la infraestructura
por el aumento del nivel del mar y el tiempo extremo, enfermedades y muertes
relacionadas con desastres naturales, contaminación y enfermedades infecciosas, rendimientos
agrícolas reducidos y pérdida de productividad laboral debido al incremento de
las temperaturas, una menor disponibilidad de agua y mayores costos de
energía, la extinción de especies y la destrucción de hábitats. Solomon Hsiang,
economista de la Universidad de California, campus Berkeley, lo describe como
una “muerte por mil heridas”.
Como
resultado, los daños climáticos son difíciles de cuantificar. Moody’s Analytics
calcula que incluso 2 grados Celsius de calentamiento le costarán al planeta 69
billones de dólares para 2100, y los economistas esperan que el costo siga
aumentando junto con la temperatura. En un estudio reciente, los economistas calcularon que el costo de
llegar a 3 grados Celsius de calentamiento (que está en el horizonte con
nuestras políticas actuales) equivaldría al 5 por ciento del PIB mundial
y 5 grados Celsius, al 10 por ciento. Otra investigación indica que, si
continúan las tendencias actuales de calentamiento, el PIB per cápita mundial
disminuirá entre un siete y un 23 por ciento para finales de siglo, un golpe
económico equivalente a múltiples pandemias de coronavirus cada año. Y algunos temen que estas
estimaciones se estén quedando muy cortas.
Ya hay estudios que sugieren que el cambio climático ha recortado los
ingresos de los países más pobres hasta en un 30 por ciento y ha reducido la productividad
agrícola mundial en un 21 por ciento desde 1961. Los fenómenos
meteorológicos extremos también han pasado factura. En 2020, en Estados Unidos,
las catástrofes relacionadas con el clima, como huracanes, sequías e incendios
forestales, causaron casi 100.000 millones de dólares en daños a empresas, propiedades e infraestructuras,
en comparación con una media de 18.000 millones de dólares al año en la década
de 1980.
Dado el elevado precio de la inacción, muchos economistas
afirman que abordar el cambio climático es un mejor negocio. Es como el viejo
dicho: más vale prevenir
que lamentar. En este caso, limitar el calentamiento reducirá en gran medida
los daños futuros y la desigualdad causada por el cambio climático.
También producirá los llamados beneficios colaterales, como salvar un millón de
vidas cada año gracias a la reducción de la contaminación atmosférica, y
millones más gracias a una dieta más sana y respetuosa con el clima. Algunos
estudios incluso consideran que el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de
París podría crear puestos de trabajo y aumentar el PIB mundial. Y, por
supuesto, frenar el cambio
climático preservará muchas especies y ecosistemas de los que dependen los
seres humanos, y que muchas personas consideran que tienen un valor innato.
El
reto es que necesitamos reducir las emisiones ahora para evitar daños en el
futuro, lo que requiere grandes inversiones durante las próximas décadas. Y cuanto más nos demoremos, más pagaremos para
cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Un análisis reciente reveló que
llegar al cero neto para 2050 le costaría a Estados Unidos casi el doble si
decidiéramos esperar hasta 2030 en vez de actuar ahora. Pero incluso si no alcanzamos el
objetivo de París, la economía sigue siendo un argumento sólido a favor de la
acción climática, porque cada grado adicional de calentamiento nos costará más,
tanto en dólares como en vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: