"Un
apoyo psicológicos sería básico, nos ayudaría a gestionar nuestras emociones y
las de los pacientes, con lo que mejoraría la atención"
Desde
el mismo instante en el que se produce el diagnóstico de cáncer, justo en ese
'kilómetro cero' de la vida, nace una nueva relación. La que se establece entre
la persona afectada y su oncólogo. Juntos afrontan un viaje lleno de
incertidumbre, dolor y esperanza.
Comparten
emociones, miedos e ilusiones. Un lazo invisible les une intensamente durante
largos meses y así, con cada uno de los pacientes, día a día, año tras año.
Una profesión muchas veces
cargada de silencios, lágrimas, expresiones y palabras que desbordan temor,
tristeza, ira... Emociones que no siempre son fáciles de manejar. ¿Quién
cuida el bienestar psicológico de los sanitarios que están en primera línea con
quienes padecen algún tipo de tumor?
Según un informe que acaba de publicar la Asociación
Española contra el Cáncer (AECC), el 48% de los hospitales no dispone de
personal propio que realice atención psicológica a los pacientes con cáncer y
sus familiares y en el 52% restante, la atención que se ofrece es insuficiente.
En palabras de Carmen Yélamos, coordinadora de Programas de Atención
Psicológica de la AECC, "aunque
no hay estudios sobre este apoyo a los sanitarios, me temo que los datos no son
mucho mejores, a pesar de ser un elemento clave y sin olvidar que el objetivo
prioritario es el paciente".
Por la consulta de Sara Pérez, oncóloga en el Hospital
Universitario Gregorio Marañón de Madrid, pasan cada día entre 20 y 25
pacientes. "Son
personas a las que acompañas durante muchos años, llegas a tener mucha relación
con ellos, se genera complicidad, conoces también a sus familiares, sus hijos,
su vida, su profesión, el entorno en el que viven, sus inseguridades...
Depositan mucha confianza en ti. Ellos sufren y tú
también sufres con ellos. Creo que es imposible no implicarse", asegura la
especialista.
Al final, separar la vida personal del trabajo no es
tarea fácil. Debajo de la bata blanca y la etiqueta que identifica al doctor,
hay un ser humano. "Hemos
estudiado Medicina, pero nadie nos ha enseñado a sobrellevar estas situaciones
que vivimos diariamente", apunta la oncóloga. Un programa de apoyo
psicológico a los sanitarios "sería básico, nos ayudaría a gestionar
nuestras emociones y las de los pacientes, con lo que mejoraría la atención que
les damos". En algunas ocasiones, ante la falta de recursos, la vía que
encuentran los sanitarios para esquivar el dolor de los pacientes consiste en
distanciarse de ellos en su relación, lo que resta calidad de atención al
afectado.
En el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva
York, según relata la psicóloga Beatriz Moreno, "se realizan sesiones de
supervisión emocional cada semana en las que los médicos comparten sus
experiencias, sus herramientas, sus dificultades. Así, normalizan su día a día,
se sienten acompañados y les resulta más fácil pedir ayuda al equipo
especializado en caso de ser necesario".
De
esta manera, se puede prevenir "la fatiga por compasión", un síndrome
asociado con el exceso de sufrimiento en el trabajo. Es lo que
"coloquialmente conocemos como llevarse el paciente a casa o
sobreimplicarse".
Hay estudios que afirman que "los profesionales de
Oncología sufren más que incluso los de cuidados paliativos", arguye
Moreno. "Conocer al paciente en el momento crítico del diagnóstico de
cáncer, compartir momentos duros de la enfermedad, pasar con los afectados la
incertidumbre sobre si los tratamientos funcionarán o no y que finalmente no
den resultado produce mayor frustración que saber desde el principio el
pronóstico de la persona que está en cuidados paliativos".
La propia oncóloga también apunta a un mayor desgaste
emocional en Oncología que en otras especialidades. "Todos en algún
momento nos hemos visto desbordados. Es inevitable. A veces, te sientes
frustrada, como si tu profesión no tuviera sentido. Te dedicas a la Medicina
para curar, pero no siempre puedes lograrlo. Incluso tienes ganas de tirar la
toalla".
La psicóloga Moreno lo tiene claro y lanza un mensaje de
llamamiento "a los gestores para que se comprometan con el cuidado
emocional del profesional como una responsabilidad institucional. Es
fundamental para prevenir problemas futuros".
En la misma línea, Carmen Yélamos subraya la importancia
de "que el personal
sanitario tenga recursos y herramientas , primero para detectar las necesidades
psicológicas que pueda tener el paciente y derivarlo al experto adecuado y
segundo para que el profesional pueda manejar sus emociones". Y
agrega: "Queremos que
se garantice el apoyo psicológico en el sistema, tanto a pacientes, familiares
como al profesional sanitario".
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