La
agenda estará enmarcada por la volatilidad, el ritmo del proceso de paz y las
reformas.
Un año muy agitado en materia de comercio exterior. En el frente exportador, el
Gobierno tiene puestas sus expectativas en la reactivación de las ventas de
bienes no minero-energéticos, para aprovechar las ventajas de una tasa de
cambio positiva, y como respuesta a las políticas de promoción de ProColombia y
financiación de Bancoldex.
Por
el lado de los acuerdos comerciales, la decisión de la Corte Constitucional de
declarar si el TLC con Corea es exequible o no
Que
termine la negociación del TLC con Japón. También está previsto que se
avance en la profundización de la Alianza del Pacífico y el país aumente su
presencia en los mercados asiáticos.
Finalmente, se espera la reforma arancelaria
También
se espera el Plan Colombia Siembra, que busca garantizar el cultivo de un
millón de hectáreas con una inversión de $1,6 billones, considerada la
apuesta más ambiciosa de los últimos 20 años en el sector rural.
Volatilidad, palabra del año
El
dólar ha estado más brincón, con fuertes alzas y caídas diarias, aunque con
tendencia ascendente.
La tasa de cambio se ha movido al compás del petróleo y
es previsible que así se mantenga.
Un consenso entre Citibank, Credicorp, Ultraserfinco, XP
Securities y Corficolombina calcula una tasa de cambio promedio en 2016 de $2.919 (frente a $2.660
de 2015) y de $2.690 al 31 de diciembre de 2016
Otro
factor de volatilidad es el déficit de cuenta corriente, que es uno de los más
altos del mundo y que es el indicador de mayor vulnerabilidad del país.
Contrario
a lo que podría pensarse, los expertos consideran que en 2016 el consumo
continuará con buena dinámica. Sin embargo, su desempeño estará muy
relacionado con la tasa de cambio, la inflación, el aumento de tasas y los
niveles de desempleo, que se espera continúen en un dígito.
Por
ahora, lo que es claro es que las clases media y baja han dinamizado las
compras y abren nuevas oportunidades.
Según Nielsen, los formatos express seguirán en aumento,
al igual que el modelo conocido como hard disccount (D1), mientras el comercio electrónico continuará
fortaleciéndose.
Al final, será clave la devaluación y el tipo de
decisiones estratégicas que de allí se derivan: subir precios, rentabilizar el portafolio vía productos
premiun, reducir los niveles promocionales e innovación.
Entre tanto, para 2016 la agenda de gas está concentrada
en nuevos yacimientos, como
los de gas asociado a carbón en las minas de Drummond y Cerrejón que aún no han
definido la forma de extraerlo.
Una eventual firma de los acuerdos de paz entre el
Gobierno y las Farc pondrá al país frente a un hecho ineludible: son necesarias más reformas,
como la de pensiones, mercado laboral, sistema de salud y régimen tributario.
La
reforma pensional generará mucha polémica. Actualmente, el Presupuesto
General de la Nación destina $42
billones para cubrir las pensiones públicas que llegan a un pequeño
grupo de población. El
sistema ha ayudado a aumentar la inequidad y la presión fiscal, y la
pregunta es si el sistema puede resistir una estructura binaria: régimen de
ahorro individual y de prima media.
Por el lado laboral, si bien el país viene reduciendo en
los últimos años los niveles de desempleo, nunca ha logrado llevarlos a estándares internacionales,
por cuenta de la informalidad que sigue siendo uno de los principales flagelos.
Si
se hace una reforma tributaria y el recaudo del Gobierno aumenta, los giros a
departamentos y municipios deberán aumentar en esa misma proporción.
Si se cumple la firma del proceso de paz, el país entrará
en un proceso político bastante complejo: la aprobación a través de plebiscito
de lo pactado en La Habana.
La gran pregunta que muchos se hacen es qué será lo que
quedará a consideración de la ciudadanía: todos los detalles del acuerdo o la
generalidad de lo pactado.
Para el sector privado es clave conocer los alcances de
la negociación y, como mencionan algunos empresarios, este es un momento de
inflexión porque se está a un poco más de tres meses de firmar un acuerdo que
aún no está claro.
Lo
más importante en la agenda de corto plazo es aclarar los acuerdos de la
negociación. En el frente económico, el Gobierno considera que un acuerdo de
paz podría traerle al país 1,5 puntos porcentuales de crecimiento económico y
el crecimiento potencial podría estar en casi 6%.
La gran pregunta hoy pasa por si los colombianos se la
jugarán por la finalización de un conflicto de más de 50 años, dándole el sí y
en qué condiciones, o votarán por continuarlo. Esa es la disyuntiva.
La
inflación seguirá dándole dolores de cabeza a la Junta del Emisor
Las estrellas parecen estarse alineando para 2016: por un lado, una tasa de cambio
que hace atractivo exportar y reduce la competencia de los productos importados.
Y, por otro, la puesta en marcha de la nueva Política de Desarrollo Empresarial
que apunta a fomentar la competitividad.
El
gran desafío para los industriales está en mejorar la productividad.
Del lado del Gobierno se han diseñado políticas que van
desde beneficios tributarios para incentivar la innovación –permiten descontar del impuesto de
renta hasta $175 por cada $100 en inversión– hasta medidas para promover los avances en la adopción y
adaptación de tecnologías.
Los empresarios tendrán que trabajar en transferencia de
conocimiento y mejoramiento de capacidades gerenciales “que les permitan
modernizar sus procesos y producir bienes con mayor valor agregado”.
La
necesidad de fortalecer las finanzas públicas con una nueva reforma tributaria
hará que el Gobierno se la juegue con presentar una iniciativa que, de acuerdo
con el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quedará radicada.
Este
ajuste de impuestos se hace necesario por la caída estructural en los ingresos
mineros y petroleros –que podría llevar al país a un déficit fiscal cercano a
los $19 billones– y porque la estructura tributaria todavía cuenta con
muchas imperfecciones.
Por ejemplo, el país se comprometió con desmontar el gravamen
a los movimientos financieros en 2018, un tributo antitécnico, sin embargo no
ha podido cumplir con esta meta. Además, los impuestos se han convertido en uno de los principales
problemas de los empresarios a la hora de hacer negocios: 68% del recaudo recae
en un poco más de 3.400 empresas.
Aquí también hay una disyuntiva: o una reforma estructural o, nuevamente, una
reforma fiscalista que tape el hueco del Presupuesto, pero que no
resuelve los problemas estructurales.
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