El
fenómeno de El Niño ha generado grandes consecuencias, como el
desabastecimiento, más de 250.000 hectáreas afectadas e incrementos en los
precios de los alimentos. Históricamente, luego de El Niño pueden presentarse
impactos de peor o igual magnitud, ¿Se dará este fenómeno en 2016?
Desde antes de dar inicio al 2015, el país observaba que
el fenómeno de El Niño se empezaba a desarrollar. Posteriormente entró a una etapa de maduración durante el
tercer trimestre del año anterior y a comienzos del 2016 entró en su etapa más
fuerte, al registrarse cifras récord de temperatura.
Según cifras oficiales, más de 280 municipios en el país han presentado
desabastecimiento de agua, más de 250.000 hectáreas agrícolas se han visto
afectadas, aproximadamente 4000 incendios se han presentado, los bajos
niveles del Rio Magdalena han perjudicado la navegabilidad y el aumento del precio de los
alimentos se ha hecho notar.
Además, se proyecta que el fenómeno de El Niño se siga
evidenciando máximo hasta finales del primer semestre del presente año.
La tendencia que se ha observado al pasar del tiempo, muestra que después de
presentarse altas temperaturas y sequias
durante un periodo de tiempo significativo, es muy probable que
posteriormente se presenten fuertes
lluvias y una disminución de la temperatura, dando espacio al fenómeno
contrario, La Niña.
Este comportamiento se ha presenciado durante los últimos
años donde el Fenómeno de
la Niña en 1996, 2000, 2008 y 2011 se ha generado luego de que se
presentaran fuertes sequías en periodos inmediatamente anteriores. Los dos
extremos de estos impactos climáticos presentan diversas dificultades a nivel
social, ambiental y económico.
Según los resultados de una investigación realizada en
conjunto por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Departamento
Nacional de Planeación (DNP) y la Comisión Económica para América latina y el
Caribe (Cepal), sobre los
costos económicos de los eventos asociados al clima, uno de los fenómenos con
mayor impacto en Colombia, se presentó cuando La Niña apareció en 2011.
De acuerdo a los resultados, durante el fenómeno de la Niña entre 2010 y 2011,
gran parte de la población se vio afectada. Aproximadamente el 15% de la
población y de las viviendas estuvieron en riesgo por inundación y
aproximadamente un 24% en riesgo por deslizamientos. Dicho escenario impactó en
mayor medida al sector rural. De igual manera, el fenómeno generó pérdidas para el país de
aproximadamente $11 billones.
Uno de los sectores más afectados con estos cambios
abruptos del clima es la agricultura. En este sector, el cual representa 2,5 millones de
empleos y aproximadamente el 4% del Producto Interno Bruto (PIB), podrían
generarse grandes impactos económicos negativos con este tipo de cambios, ya
que se puede producir degradación de los suelos, plagas y cambios en la
fenología de los cultivos.
Según el BID, de seguir con estos constantes cambios
climáticos, los rendimientos agrícolas dentro del lapso de 2010-2100 podrían
variar en -7,4% a nivel nacional. Durante este mismo periodo de tiempo, los
rendimientos del sector ganadero también podrían presentar variaciones de -1,6%
y podría presentarse una disminución en el consumo de -0,61%.
En frente de este difícil escenario, cabe preguntarse ¿Se presentará un fenómeno de La
Niña durante el segundo semestre de igual o de mayor que el presentado hace 6
años?, ¿Los impactos económicos y sociales podrían ser mayores que los
presentados durante este último fenómeno de El Niño?, ¿Colombia estaría
preparada para afrontar este cambio?
Ante la incertidumbre, el BID, la Cepal y el DNP, dan
algunas sugerencias de cómo adaptarnos a cambios abruptos del clima que podrían
presentarse. Estas sugerencias están ligadas a:
Promover
el desarrollo económico de la mano de la gestión ambiental.
Incrementar el conocimiento de las relaciones entre el
clima y la productividad de los sectores.
Generar procesos de ordenamiento territorial teniendo en cuenta
la variabilidad climática.
Toma
de decisiones con conocimiento previo de los mecanismos más eficientes para
lograr una adaptación.
Son aspectos a tomar en cuenta dado que las proyecciones
no son las más positivas. Según el BID, en un caso hipotético en que la tasa de
desastres climáticos aumente en 20% en los próximos años, se podría producir
una disminución en el PIB del 0,25% en el corto plazo y de 1,50% en el largo
plazo.
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