Las
inversiones nos llevan constantemente a tomar decisiones. Si todos los
inversores fuéramos absolutamente racionales y procesásemos la del mismo modo,
en poco tiempo no habría lugar a beneficios extraordinarios. Sin embargo esta
disparidad de criterio, hace que a posteriori unos hayan resultado tomar una
decisión acertada y otros errónea.
Pero ¿qué es un error? En sentido estricto, un error, es la formación de una
idea inexacta sobre algo. Esta situación sucede constantemente en las
decisiones de inversión.
El
factor psicológico es extremadamente relevante y esto genera
habitualmente discrepancias entre lo que ha sido y lo que debiera haber sido.
Entonces ¿Estamos condenados a nuestra suerte? ¿O podemos
hacer algo para minimizar el impacto de la psicología en nuestras inversiones?
Efectivamente
siempre va a existir un componente psicológico no modificable, pero hay
determinadas generalidades de comportamiento que podemos controlar mediante
feedback.
Este análisis retrospectivo nos ayudará a aprender de los
errores.
Veamos
a continuación cuales son algunos de los sesgos de comportamiento mas
habituales, que influyen en nuestra decisiones de inversión y que podemos
intentar controlar.
-Exceso de confianza. A
menudo tendemos a sobreestimar nuestras capacidades. Pensamos que podemos
controlar hechos incontrolables y aleatorios, porque consideramos que tenemos
unos conocimientos y unas habilidades para interpretar la información, de forma
que creemos ver cosas que
los demás no pueden ver. Basta que en base a nuestro criterio hayamos
obtenido ganancia en las primeras operaciones que para que asumamos más riesgo
y hagamos más operaciones que nos llevan a cometer errores de selección.
-Orgullo. Intentamos evitar reconocer que
hemos cometido un error. Se venden activos de forma temprana para
materializar una ganancia y así demostrar un acierto y se mantiene activos en
pérdidas para evitar reconocer que nos hemos equivocado.
-La influencia del pasado.
Cuando cerramos una posición en ganancia, en la próxima decisión de inversión tendemos a asumir más riesgo
que si esta hubiese sido de pérdida. Es decir, se da una sobrerreacción sobre
las experiencias recientes. Hay un término aplicable en los juegos de azar que
es extensible a las inversiones en bolsa. Se trata del efecto “house money”.
Cuando se acumulan importantes plusvalías se altera la percepción sobre el
riesgo y las pérdidas. Si estas llegan, no se consideran como pérdidas, sino
como menores beneficios.
-Interacción social. Cuando conversamos
habitualmente con otros inversores, intercambiamos información y nos formamos una opinión. Pudiendo
ejercer una influencia reciproca sobre las próximas inversiones. En general
tendemos a desarrollar los mismos gustos e intereses del grupo al que
pertenecemos. Si hablo habitualmente de bolsa con cinco personas y de estas
cinco, todas invierten en un determinado activo, tendré una mayor disposición a
imitar el comportamiento al margen de la lógica y la razón.
-Las emociones. Los
inversores optimistas o que se
sienten contentos, tienden a realizar inversiones mas arriesgadas. Un
optimismo excesivo, altera el juicio crítico ignorando la información negativa
sobre sus inversiones y sobrevalorando las noticias favorables.
-El miedo y la avaricia.
Ambos sentimientos encienden la chispa de los pánicos vendedores y compradores.
Impiden analizar con objetividad las situaciones y al información y están
presentes en las formaciones de burbujas.
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