Si
el país estuviera representado en un billete de $1.000, el sector financiero
aportaría $200, la industria $100 y el petróleo $50. En el otro extremo, los
hogares utilizarían para consumir $650.
Mucho se habla sobre la dependencia de la economía
colombiana sobre las materias primas (especialmente, petróleo, minerales y
bienes agrícolas) y aunque el país tiene un gran camino que recorrer para
diversificar su producción, hay determinados sectores sobre los cuales descansa
la economía del país.
Es
cierto que cerca del 70% de las exportaciones recaen en un solo bien, el
petróleo. Por su parte, en su conjunto el comercio exterior y más específicamente
las exportaciones del país
no superan el 16% en la economía.
Lo
que realmente sostiene la producción del país es su propia demanda interna.
Cerca del 82% del total de la demanda se basa en el consumo, la mayor parte proviene de los
hogares y en menor medida del gobierno. No menos importante es la
formación de capital fijo de las empresas que en última instancia es lo que
permite expandir la capacidad de producción.
Esto
significa que si en todo el país se consumieran $1.000, los hogares estarían
gastando $650, los empresarios comprarían bienes de capital tanto para la
industria como para el agro por valor de $300 y el gobierno invertiría $170 en
obras, defensa, salud, salarios públicos entre otros.
De
los $650 que utilizarían los hogares, los colombianos gastarían aproximadamente
$350 en servicios, $200 en alimentos y apenas $38 en vivienda.
Sin embargo, al desagregar el producto del país en las
grandes ramas de la oferta se presentan ciertos datos interesantes.
No todo es petróleo
En primer lugar, Colombia es un país de servicios. Estos en
conjunto aportan más del 55% del total, principalmente los servicios financieros (19,86%) y los servicios
sociales, personales y comunales (15,35%), estos últimos incluyen educación,
salud, defensa, entre otros.
Visto de otra forma, de cada $1.000 que se crean en el país, aproximadamente
$200 lo aportaron las instituciones financieras, $100 la industria y $60 el
sector agropecuario.
Tampoco todo es café
Uno
de los emblemas de la producción colombiana, el café, solo pesa el 0,7% en el
PIB total. Pero, en la rama del agro y otras actividades como caza,
silvicultura y pesca pesa el 11,8%. La rama agricola se sustenta en el cultivo
de otros productos agrícolas (44,2%).
Además,
la extracción de crudo representa el 72,5% de toda la rama minera, el carbón
que aporta el 18,6% del sector.
Aun
así, es impactante saber que mientras, en conjunto, la agricultura, ganadería,
caza, silvicultura y pesca otorgan $60 de cada $1.000, solamente la extracción del
petróleo aporta $50. Una explicación parcial es la poca inversión que se le ha ofrecido al agro
obteniendo solo el 1,5% de la formación de capital en el último
trimestre y bajando gradualmente en los últimos años.
El 10% es industria
Adjudicándose
el 30% de la formación de capital (y aunque reduciendo su participación
también) la producción manufacturera posee a 5 de las 24 industrias
clasificadas aportando casi el 50% del total de la rama. De otra forma,
las 19 industrias restantes aportan lo mismo que el petróleo ($50). Textiles,
calzado y prendas de vestir aportan $10,2.
En la participación de la rama industrial, destacan en
orden, fabricación de
sustancias y productos químicos (13%), refinación de petróleo (11%) y
fabricación de productos minerales no metálicos (9%). Los químicos
aportan el mismo número de pesos al PIB que la extracción de carbón.
El poder de los bancos y los servicios
Si bien, el sector financiero representa casi el 20% del total de la economía,
solo los establecimientos de intermediación financiera ya aportan casi lo mismo
que las 5 grandes de la manufactura.
Aún más sorprende son las actividades inmobiliarias y de
alquiler de vivienda que superan significativamente a toda la producción
agropecuaria y afín. Una de las razones de la fortaleza de las instituciones
financieras es el fuerte
peso del consumo lo que promueve a estos establecimientos a seguir expandiendo
su oferta de servicios y crédito.
Los
servicios de salud y educación privada crean $39 mientras que el gran ganador
de los servicios es la administración pública y defensa con $85. Las
actividades culturales y deportivas apenas contribuirían con $22.
ES DESEMPLEO LE PUEDE CAMBIAR LA PERSONALIDAD
Diversos
estudios confirman los efectos negativos del desempleo por un tiempo extendido
no solo en la salud mental si no en el propio comportamiento.
Estar
desempleado suele estar asociado a una condición negativa. Pues a pesar
del tiempo libre que se pudiera tener durante el tiempo en el que no se
trabaja, la falta de ingreso y las constantes necesidades de dinero pueden llegar a afectar el
comportamiento de formas insospechadas.
El
cambio en la personalidad
Investigaciones como “Psychological and physical
well-being during unemployment: a meta-analytic study” revelan que el
desempleo, especialmente el de amplia duración puede cambiar ciertos aspectos de la personalidad.
Con el tiempo se puede ser menos amable, menos productivo e inclusive mucho más
cerrado a nuevas experiencias. También parece ser que los efectos son
diferentes según el sexo.
Además, el estudio demostró que la tendencia a ser ordenado disminuyo de
igual forma entre hombres y mujeres de manera circunstancial. Este
comportamiento a un círculo vicioso en el cual al estar sin empleo las personas
se vuelven menos conscientes, lo que hace más difícil que encuentren trabajo.
Un
arma de doble filo
Este es un factor particularmente riesgoso. Si se pasa demasiado tiempo
desempleado pueden surgir dos posibilidades producto del desánimo y la
necesidad; o se trabaja en un empleo de baja calidad y remuneración o se hace
menos productivo y aumenta la inestabilidad en futuros empleos.
Aunque el desempleo puede ser un factor motivador para
expandir las posibilidades de empleo y la velocidad de búsqueda “se debe tener un especial
cuidado con las personas con las que se trata mientras se realiza la búsqueda”.
Estigmatizar a los desempleados es un factor muy
desalentador. Por ello, es importante alejarse de las personas que hacen
fuertes observaciones desfavorables en la personalidad de los que buscan
trabajo. La presión y la
opinión social son temas que pueden agravar la situación.
La buena noticia es que parecer ser que todos los efectos
negativos sobre la personalidad y el comportamiento desapareceran gradualmente tan pronto se encuentre
trabajo.
Problemas
psicológicos
Para desarrollar el Índice de Bienestar,
Gallup-Healthways, realizó una encuesta para estudiar los impactos en la salud
mental del desempleo a largo plazo.
Entre sus principales hallazgos se resalta el que los desempleados son 3 veces más
propensos a estar deprimidos por tiempo completo o sufrir depresión. En
datos, mientras el 5,6% de los empleados padecía depresión, en los desempleados
era el 12,4% y en los que llevaban más de 6 meses y medio asciende hasta 18%.
También se pudo concluir que un tiempo prolongado sin
trabajo hace más propensa
a la persona a aislarse de sus amigos y familiares. Aproximadamente 1 de
cada 3 de estas personas, pasa menos de 2 horas al día con sus allegados.
El
pesimismo extremo también puede presentarse. No solo puede afectar la
esperanza de encontrar un nuevo empleo, también las proyecciones sobre el
futuro de sus relaciones, estudios u otras actividades puede verse seriamente
afectada.
“No
hay que sorprenderse si una persona desempleada de un momento a otro comienza a
beber, fumar, tener trastornos del sueño o alimenticios”, resalta el
estudio.
¿Cómo
mantenerse en buen estado?
La PsyD en psicología clínica y terapia familiar, cree que el apoyo social puede
ser la clave para mantener los índices de salud en positivo de las
personas desempleadas por extensos periodos de tiempo.
Este tiempo puede ser la oportunidad perfecta para
replantear las metas profesionales y buscar nuevas experiencias. Evidentemente,
“tomará tiempo encontrar
un nuevo empleo pero mientras mantenerse en constante actividad ayuda”.
Mantenerse
en constante aprendizaje, buscar nuevas oportunidades, evitar pasar el tiempo
haciendo “nada”, e inclusive servir de voluntario en distintos trabajos son
algunos de los consejos que pueden marcar la diferencia entre un desempleado de
corto y uno de largo plazo.
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