Las
razones por las que Goldman Sachs justifica su pesimismo son varias. En
términos generales todas apuntan a señalar que en el planeta sobra el petróleo.
Que la oferta supera a la
demanda, y que las condiciones operativas de la oferta son las mismas que las
de hace seis meses.
Mejor dicho, según Goldman Sachs todavía no se han producido ajustes de
fondo entre los productores como para pensar en reducciones significativas o
definitivas en sus capacidades de producción.
Los analistas de Goldman concluyen en su informe: “Encontramos que no se han
resuelto los desbalances en el mercado global y que el actual aumento de los
precios no parece sostenible”.
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