Quince
ciudades y pueblos en el estado del sureste Minas Gerais cancelaron partes o
todas las celebraciones del martes de Carnaval del pasado 17 de febrero, y la
mayoría le echaron la culpa a la carencia de agua.
“Nunca en la historia de nuestra
ciudad había sucedido algo así”, anotó Antônio Penido, jefe de personal y
presidente de la Comisión del Carnaval de Oliveira. “Con corazones rotos,
tomamos la decisión”.
La sequía, que se ha estado desarrollando durante más de
una año y es la peor en al
menos ocho décadas, ha
azotado al sureste de Brasil, la región más rica y densamente poblada del país.
Las
condiciones han empeorado drásticamente. Varias populares comunidades playeras sufrieron escasez
de agua durante la temporada navideña, causando temores de que se
repita, o que ocurra un nivel peor.
En São Paulo, la mayor metrópolis de Brasil, los
depósitos de agua cayeron.
En Rio de Janeiro, que es anfitrión de la versión más
famosa y desmesurada del carnaval, el show se realizo con algunas
modificaciones.
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