El FMI predice un crecimiento por debajo del 4% para el
2015. El mensaje es que el Estado tiene que hacer lo que le toca.
“Lo
que se necesita son reformas a las políticas, no basta con inyectarle liquidez
a la economía”. Esas palabras, pronunciadas por Axel Weber, presidente
de la junta directiva del banco suizo UBS, resumieron el mensaje de los
empresarios congregados en la pequeña población alpina de Davos, en el marco
del Foro Económico Mundial.
El evento, que reúne a más de 2.500 delegados de cerca de
140 países, comenzó
teniendo como tema central ‘El nuevo contexto global’. Si bien este
tiene muchas aristas, no hay duda de que la marcha de la producción del planeta genera buena parte
de la atención.
Las inquietudes son válidas si se tiene en cuenta que el Fondo Monetario Internacional
(FMI) viene de recortar sus proyecciones sobre el crecimiento, tanto para este
año como para el próximo. De acuerdo con el organismo multilateral, el
ritmo de expansión volverá a estar por debajo del 4 por ciento por cuenta del escaso ritmo de Europa y Japón,
o naciones emergentes como Brasil.
“Las
reformas estructurales son lo único que funciona”, agregó el chino Min
Zhu, número dos del Fondo Monetario, quien dejó en claro que algunas de las fragilidades del
pasado reciente no se han corregido.
“El sistema financiero es básicamente el mismo de antes
de la crisis del 2008, con la diferencia de que ahora se encuentra más
concentrado”, señaló un prestigioso columnista del diario Financial Times.
“Los
peligros siguen ahí y no van a desaparecer si no se habla de ellos”, agregó.
EL PANORAMA ES DIFERENTE
Tales pronunciamientos sugieren que no hay mucha fe en que el mundo
arregle sus problemas si se queda de brazos cruzados.
Tanto en las regiones que más crecen como en las que van
a media máquina, el mensaje es que el Estado tiene que hacer lo que le corresponde.
Ese, para citar un caso, fue el mensaje que envió el
primer ministro de Italia, Mateo Renzi. Con 40 años recién cumplidos, el
exalcalde de Florencia volvió a reiterar su compromiso con romper las cadenas
que le impiden a la cuarta economía más grande del Viejo Continente avanzar más
rápido.
Un caso concreto es el de la normatividad en materia laboral, que exige una reforma
constitucional.
Pero en un contexto más amplio, hay un reconocimiento de
que las cosas son diferentes ahora. Después del fin de la bonanza en los
precios de los bienes primarios y tras el cambio en la política de bajas tasas
de interés que definió en su momento el Banco de la Reserva Federal de Estados
Unidos (FED), los precios
relativos de diferentes activos han cambiado en forma radical. Por tal
motivo, las fuentes de
crecimiento no son las mismas.
El llamado que se escuchó en Davos es que ante los nuevos
vientos que soplan en dirección diferente a los de antes, hay que reaccionar. Múltiples regiones se encuentran
a la caza de inversionistas, pero solo aquellas que demuestren con
realidades que han enmendado la plana podrán atraer al sector privado.
Ese
mensaje es especialmente relevante en Latinoamérica, que ha perdido su lustre
y ahora tiene que demostrar que sigue siendo un lugar de oportunidades
realizadas, no perdidas.
AMÉRICA LATINA DEBE AMPLIAR SU FOCO, DICE LA SECRETARIA
EJECUTIVA DE LA CEPAL
América Latina no estuvo ausente en Davos. A pesar de que
la región ya no despierta
el mismo entusiasmo que en el pasado, no hay duda de que todavía genera
interés. Así lo demuestra el hecho de que todas las conferencias sobre la zona
tienen el cupo completo.
Con respecto a las posibilidades del área, Portafolio
habló con Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal), quien se encuentra en el Foro Económico
Mundial (FEM).
La
estrella de Latinoamérica está en descenso pero todavía despierta mucho
interés. ¿Por qué?
Es un área con características muy importantes: tiene una
madurez institucional que vale la pena. La democracia también ayuda, pues da una
señal de certidumbre. Y sobre todo, seguimos siendo un mercado muy atractivo. Acabo de llegar de China y allá
tienen claro que el aumento de la clase media será una fuente de consumo
significativa.
Aun así hay varias realidades presentes…
Sin duda. Es claro que no nos pueden juzgar por Brasil, el país más grande de
todos, que ha enviado señales contradictorias. En contraste, Colombia va muy bien, junto con
Ecuador o Bolivia. Perú
debería tener un buen año, mientras que Chile se ha visto afectado por los
menores precios del cobre. América del Sur es muy dependiente de China, mientras que México
y Centroamérica lo son de Estados Unidos y Canadá, que pintan bien. Por su
parte, el Caribe está muy endeudado y tiene su propia dinámica.
¿Qué tareas hay pendientes?
Una
de las principales es la integración. En esta materia Centroamérica lo
ha hecho muy bien, no solo en armonizar su regulación, sino en avances con
relación a la energía eléctrica. Eso ha tenido un impacto tremendo.
Lamentablemente, en Suramérica no nos hemos podido poner de acuerdo en puntos
tan importantes como este.
¿Se nos pasó el cuarto de hora y vamos a dar un paso
atrás?
Yo espero que no. Hay mucho por hacer y existen países que tienen mucho más
espacio fiscal que otros. De tal manera, no faltan los que han privilegiado la inversión en
infraestructura, que genera empleos y desarrollo de nuevos sectores
productivos. Colombia es un ejemplo.
¿Qué más se puede hacer?
Ampliar
el foco. Para citar un caso, yo les he propuesto a los socios de la Alianza
del Pacífico que hagan algo en lo que hace a la pesca. No permitamos que vengan los barcos asiáticos a
extraer nuestros productos; hagámoslo nosotros. Como esa, tenemos que
buscar otras oportunidades.
¿Cómo convencer a los escépticos?
De varias maneras. Somos una región urbanizada, con una creciente clase
media que tiene necesidades en innovación y tecnología. Hay espacio para
llegar a invertir en América Latina en ese campo o en la farmacéutica. China va a tener una gran
necesidad de alimentos y tenemos
que saber abastecerla.
¿Nos queda un gran trabajo por delante?
Eso es indiscutible. No queda más que convencer a los escépticos de
que esta es una región de oportunidades para quien piense en el mediano
y largo plazo. Pienso que somos todavía muy competitivos a la hora de atraer a
compañías que quieran concentrarse en áreas estratégicas. Pero junto a esa
labor, hay que completar
la lista de reformas pendientes, que es indispensable en un mundo en el
cual todos los países
compiten en la búsqueda de recursos escasos.
¿Tenemos posibilidades?
Sin duda. La mejor manera de aprovecharlas no es cruzarnos de brazos, sino salir
a buscar recursos con argumentos que tienen más fondo que forma. América Latina tiene fortalezas
que no se pueden menospreciar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: