El premio Nobel de Economía 2013, Robert Shiller dice que
“Los inversionistas deben educarse, ir más allá de las
‘historias’ que se instalan sobre tal o cual activo”, añadió el
economista, quien eligió
algunos de los mitos sobre los que se basa el mercado accionario pero
que son analizados por el premio Nobel.
1. Las acciones han rentado
siempre más que los bonos
Esta es quizás el mito o “teoría” más arraigada en la
mente de los inversionistas. Su origen data de 1924, con un libro de Edgar
Lawrence Smith, en el que hacía varias comparaciones entre acciones y bonos. En
su estudio, las acciones rentaron más en períodos de largo plazo. La teoría fue
creciendo.
En 1994, Jeremy Siegel publicó el libro “Acciones para el
Largo Plazo”, en el que sostiene que no hay un período de 30 años en el que las
acciones no hayan rentado más que los bonos.
Al respecto, Shiller identificó varios períodos en los que la teoría no se
cumplió, por lo general estos ocurrieron tras el fin de una burbuja.
Incluso, advierte, puede que Estados Unidos sea la excepción, pues mediciones
en otros mercados no sustentan la teoría: “La evidencia de que las acciones
siempre rentarán más que los bonos simplemente no existe. Incluso si así fuera,
nada garantiza que el futuro repetirá el pasado”.
Distraídos por esta teoría, afirma Shiller, los
inversionistas olvidan la única verdad: “Las acciones son derechos sobre
el flujo de caja de las empresas, pagaderos solo después de que se ha pagado a
todos los demás acreedores”.
2. Los fondos mutuos eliminan el
riesgo
“La
gente parece convencida de que lo correcto es seguir los rankings de
rendimientos de los fondos mutuos y cambiar sus inversiones permanentemente a
los fondos que más rentan. Pero el hecho es que es poco lo que ganan al hacer
esto”, afirma Shiller. El autor señala estudios que si bien hallaron
cierta tendencia de que los fondos mutuos mantengan su récord de rentabilidad, esa tendencia es débil
y de corta vida.
No hay garantía de que un fondo
mutuo mantenga su performance. Pero sí es cierto que ofrecen una
opción de diversificación de portafolio para el inversionista retail. Un
beneficio que, en todo caso, señala Shiller, depende de las comisiones a pagar:
“Hay fondos que cobran comisiones tan altas, que los inversionistas
podrían ganar más diversificando ellos mismos sus carteras”.
3. Las acciones siempre
recuperan lo perdido
Hay cierto optimismo inherente a la decisión de invertir
en acciones. Shiller identifica, a través de encuestas conducidas previas al
fin de las últimas burbujas, que la gente cree que las acciones siempre
repuntan poco después de sufrir caídas severas.
“La gente no tiene los datos
correctos. Las acciones pueden caer y quedarse en ese nivel por muchos años.
Las acciones se pueden sobrepreciar y rentar poco por largos períodos de
tiempo”, señaló.
4. El mercado es siempre
eficiente
Es la creencia más fuerte de todas. El mercado sabe lo
que hace y, además, anticipa el futuro. Shiller lo desmiente y
afirma que la volatilidad que exhibe el precio de las acciones no se puede
enmarcar en esta teoría. Según sus defensores, las dificultades
para hacerse rico de la noche a la mañana, comprando barato y vendiendo caro,
es una muestra de la eficiencia del mercado.
Para Shiller es solo una muestra de la volatilidad y de
la falta de elementos racionales detrás de la valorización de las acciones.
“Hay demasiadas anomalías en el mercado como para justificar esta teoría: el
efecto enero (las acciones tienen a subir entre diciembre y enero), el efecto
small caps (las firmas pequeñas rentan más que las grandes), el que el mercado
tienda a ser más débil los lunes, etc…”.
Según
la teoría de la eficiencia del mercado, la variación en el precio de las
acciones se justificaría en términos de los dividendos futuros, por lo
que Shiller argumenta que la volatilidad accionaria debería ser seguida por
volatilidad en los dividendos. Pero esto no ha sucedido, al menos no en el mercado estadounidense.
5. Los precios de las acciones
se basan en factores técnicos
Como el título de su libro lo señala, Shiller sostiene que parte importante del precio de las acciones se relaciona
con factores “irracionales”. La creencia, sin embargo, es que el
precio de las acciones responde a las utilidades o a los dividendos esperados.
Los estudios estadísticos de Robert Shiller muestran que
la correlación no es infalible: “Los precios de las acciones y otros activos, como las materias primas
o los contratos de futuro, están influenciados por expectativas de fenómenos
distantes, reflejan las creencias y preferencias actuales y las preferencias
que se espera dominen en el futuro, tratan de anticiparse a cambios, como
políticas tributarias, o la amenaza de guerras y catástrofes”.
A esto se suma la tendencia humana a creer en “historias”
(“hay que huir de los commodities, o es mal momento para invertir en mercados
emergentes”), que de tanto
repetirse se convierten en profecías autocumplidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios aqui: