Las
autoridades monetarias estadounidenses han reconocido que la apreciación del
billete verde pesará sobre la economía.
Los
sectores que dependen de sus ventas al resto del mundo sufren una pérdida de
competitividad.
Desde la industria a las materias primas, la economía
estadounidense se preocupa desde fines de 2014 por el fortalecimiento del dólar, ahora casi en paridad
con el euro, cuando antes se congratulaba de las sólidas bases que
contribuyeron a su alza.
El
fortalecimiento del dólar, alentado también por la debilidad del euro, que se
aceleró a fines de febrero y culminó con su primera paridad entre ambas divisas
desde 2002, es ciertamente un síntoma de la solidez de la economía
estadounidense, cuyos datos de crecimiento y empleo contrastan netamente
con los de la zona euro.
Sin embargo, “es un hecho que un dólar fuerte afecta” a
varios sectores de la economía. “Afecta a las industrias exportadoras” porque las hace menos competitivas
“y afecta a las empresas que ganan mucho dinero fuera de Estados Unidos”,
porque pierden con la cotización de la divisa cuando repatrían sus beneficios.
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed), que
contribuyó en gran parte a la apreciación del billete verde dejando entrever un
próximo ajuste monetario, reconoció que la fuerza del dólar será un “peso” para
la economía.
Un caso típico, el grupo estadounidense Procter &
Gamble, que vende productos reconocidos mundialmente como las afeitadoras
Gillette o los pañales Pampers, publicó un volumen de negocios en neta baja a causa de la conversión a
dólares de sus resultados en el exterior. Desde entonces, la acción del grupo
perdió cerca de 10 por ciento en la bolsa.
El fenómeno dominó esta temporada de resultados y afectó
a grupos tan diferentes como el del sector químico DuPont, Microsoft en el de
informática y Caterpillar, especializado en maquinaria y equipos de
construcción.
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