Las
ventas de acciones han dado estos últimos días una vuelta de tuerca. En las cinco últimas sesiones ha
habido dos caídas de más de un 4%, con rebotes trampa de por medio, mientras
los activos refugio, como los bonos americanos y alemanes, así como el oro
registraban importantes entradas de dinero.
La
renta variable, de cotizar la desaceleración china, la caída del precio del
petróleo y sus consecuencias en el mercado de renta fija más arriesgado y en
los países emergentes, ha comenzado a ponerse muy nerviosa por la situación de
la banca europea, por la sensación de fin de ciclo en la economía americana y
por la posibilidad de una ralentización global de tal calibre que pueda llegar
a alumbrar una nueva recesión.
El Ibex-35 ha perdido la cota de los 8.000 puntos y marcó
mínimos anuales en los 7.750 puntos, niveles que no se veían desde el año 2013. ¿Está ahí el suelo o
puede haber caídas más allá? Según Óscar Germade, de BNP Paribas Personal
Investors, por debajo de los niveles actuales, el siguiente soporte importante
que tiene el Ibex-35 está en los 7.500 puntos, mínimos de 2013. Si se perfora
ese nivel, la siguiente referencia estaría en los 7.200, para a continuación poner
el punto de mira en los mínimos de 2012, en los 6.000 puntos. Pero considera
exagerado pensar que el selectivo pueda revertir toda la recuperación que
registró entre 2012 y 2015. Para ello, asegura, tendría que confirmarse una
recesión global.
Otros expertos, como Luis Lorenzo, de Dif Broker, ponen
el foco en índices internacionales. Cree que hay que vigilar los 2.700 puntos
del Eurostoxx 50 y los 1.800 puntos del S&P 500. Afirma que si ambos
aguantan sobre esos niveles, el selectivo español también resistirá. Pero añade
que si no lo hacen, el
Ibex-35 caerá más que el resto, debido a la incertidumbre política en España.
Para Lorenzo, a la baja, los siguientes niveles a tener en consideración son
los 7.200 y los 6.800 puntos.
El analista técnico Roberto Moro añade que si el S&P
500 cae de los 1.800 puntos, no descarta que el selectivo español retroceda a
los 6.800. A este escenario le da una probabilidad del 55%.
Hay
expertos más optimistas. Eduardo Faus, de Renta 4, sigue considerando
que la ruptura de los 8.200 puntos del Ibex-35 tiene indicios de haberse
producido en falso y que en realidad el selectivo español estaría formando un
suelo, como también, en su opinión, lo están haciendo el S&P 500, así como
el Russell 2000, el índice
en el que cotizan las pequeñas empresas americanas. «Si el movimiento actual es una
ruptura falsa, la recuperación en las próximas sesiones debería ser muy
fuerte», apunta Faus, que añade que, para confirmar que la ruptura del
soporte de los 8.200 puntos fue en falso, el indicador debería recuperar los
8.250. Además recalca que tampoco debería desmarcarse mucho de los 7.800.
Daniel Pingarrón, de IG, cree que lo más probable es que
veamos un rebote, la duda es cuándo se podrá asistir a él, porque, como
reconoce, «la aversión al
riesgo y el pánico siguen siendo máximos, y no se atisba ningún cambio
inminente». Para que el rebote sea fiable, Lorenzo dice que la secuencia
de máximos y mínimos decrecientes debería romperse: el Ibex-35 debería llegar
primero a los 8.000, después a los 8.150 puntos y a continuación a los 8.250,
para después encaminarse a los 8.550-8.600.
¿Una
nueva recesión?
Pero,
más allá de niveles, hay que hacerse obligatoriamente la pregunta de hasta qué
punto es preocupante lo que ocurre en la economía. José Luis Martínez
Campuzano, estratega de Citi en España, percibe un desacoplamiento entre la
situación de la economía financiera y la real. Afirma que hay crisis de confianza y cree que para
resolverla es necesaria una mayor transparencia coordinada a nivel internacional,
con China, Europa y su banca, posiblemente, como principales protagonistas.
También demanda una mayor claridad por parte de los bancos centrales.
Esta semana, las intervenciones de la presidenta de la
Reserva Federal, Janet Yellen, ante el Congreso y el Senado de EE.UU.
inyectaron más inquietud porque
reconoció que la inestabilidad de los mercados financieros pueden repercutir
negativamente en la economía real. Además, no descartó tipos negativos.
Precisamente, el banco central sueco bajó el precio del dinero desde el -0,35%
hasta el -0,50%. Y nada de
esto sentó bien. Quizás porque entre los inversores cundió la sensación
de que los bancos centrales ven
algo malo en el horizonte que a ellos se les escapa o porque han perdido
la confianza en la efectividad de las medidas de política monetaria.
Según BBVA, la probabilidad de una recesión en EE.UU. ha
aumentado hasta el 25%, aunque
reconocen que hay indicadores, entre otros la curva de tipos, que se está
aplanando, que recogen una probabilidad mayor. Pero según los expertos
de Banca March, los indicadores adelantados en EE.UU. no son acordes a una
contracción. Tampoco en su
opinión los datos macro a nivel global se han deteriorado hasta el punto de
hacer temer una recesión. Apuntan, además, a la solidez del consumo como
soporte para la economía mundial. Pero el analista financiero Juan Ignacio
Crespo apunta que ya hay economías en recesión, como Rusia y Brasil; otras, en
estado delicado, como Finlandia y Suiza; y otras en recesión industrial, como
EE.UU. o China.
¿Crisis
bancaria?
Los
expertos de Banca March coinciden con Yellen en que el empeoramiento de las
condiciones financieras es un riesgo. Este deterioro, si hablamos de las
Bolsas, puede ser forzado, como dice Jaume Puig, de GVC Gaesco, por ventas
obligadas de los fondos soberanos de los países productores de crudo para
reequilibrar sus presupuestos o de los fondos de inversión que tienen límites
de pérdidas fijados en su folleto.
El
deterioro financiero no viene sólo de la caída de las Bolsas. También obedece a
una quizás incipiente crisis bancaria con epicentros principales en las dudas
de solvencia sobre Deutsche Bank, en la escasa eficacia que se adivina
en las medidas adoptadas por Italia para sanear a su banca y en Société
Générale, que esta semana ha presentado unos resultados tras los que se hundió
un 12% en Bolsa. Todo el
sector financiero europeo se ha visto contagiado. Y ello puede ser el preludio
de un «credit crunch», de un nuevo racionamiento de crédito que afecte a la
recuperación europea. Martínez Campuzano dice que esta última
consecuencia no es muy preocupante, dado que en los últimos años la
financiación a los agentes no ha sido bancaria, sino a través de los mercados.
Añade, además, que las entidades financieras europeas cuentan con liquidez y
capital suficiente. Pero reconoce que el mercado observa riesgo sistémico y que
en la banca europea hay entidades muy apalancadas y que el sector en su
conjunto tiene problemas de rentabilidad. Nicolás López, de MG Valores, comenta
que la banca está sufriendo caídas en el valor de sus acciones y en activos de
deuda subordinada (cuya remuneración, en muchos casos, depende de que la
entidad logre beneficios), pero no sufre problemas de liquidez. «Hay una
percepción de que la rentabilidad de los bancos va a ser más baja y a esa nueva
situación se están ajustando las valoraciones», comenta López. Crespo recuerda
que el riesgo de recesión cotiza a la baja en los bancos, porque se asume que
la morosidad crecerá.
López añade: «Puede haber miedo, también, a que se necesiten más recapitalizaciones
y a que parte del coste lo tengan que asumir los bonistas subordinados, pero no
se va a trasladar a la economía con un 'credit crunch'».
Crespo añade que la desconfianza entre bancos puede
ocasionar una reducción de la financiación interbancaria, pero este mercado,
dice, ya no es tan importante como en 2008 y los bancos centrales están
inyectando liquidez, por lo que un eventual 'credit crunch' sería de menor
dimensión que entonces. De
todas formas, no hay que descartar que el contagio vaya a más y que el
deterioro de los activos bancarios se acelere. De ahí a hablar de un
nuevo Lehman hay un gran trecho. Para empezar, a cualquier banco que tenga
problemas se le rescatará, aunque quizás con un coste importante para
accionistas y bonistas subordinados. Pero por el momento, según dice Crespo, no
estamos en el punto de que se esté planteando el rescate de una entidad
financiera. De todas
maneras, hay que tener en cuenta que los procesos de deterioro pueden ir muy
rápido y las profecías negativas tienen el riesgo de autocumplirse.
¿El
crudo afecta a la banca? López cree que la exposición es pequeña, aunque los
expertos de Banca March la han contabilizado en 200.000 millones de dólares si
se asumen no sólo los créditos directos a petroleras, sino también la
financiación a empresas dedicadas al 'trading' de materias primas, por lo que
hay que seguir pendientes del crudo. Y de China, que esta semana ha dado tregua
con su fiesta. Con tantos frentes abiertos, la prudencia debe mandar.
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