Por cuenta de la caída en los precios de las
materias primas, el crecimiento económico de Colombia podría afectarse en el
mediano plazo. Se prevé una desaceleración: de 3,1% en 2015 pasaría a 2,6% este
año y a 2,9% en 2017.
La inflación terminaría en 4,4% en 2016 y retornaría al rango meta del Emisor en
2017.
La tasa de interés del Banco de la Republica
continuaría aumentando en los próximos meses. En el final del año podría haber reducciones en la tasa de intervención.
El déficit en cuenta corriente del país habría
llegado a 6,9% del PIB en 2015
y se corregiría hasta 6,6% del PIB en 2016.
La tasa de cambio promedio sería de $3.400 en 2016.
El equipo de
Investigaciones Económicas del Grupo Bancolombia publicó su informe anual de
proyecciones económicas, que incluye la información de cierre del 2015 y
perspectivas para el 2016.
Precio del petróleo
Después del fuerte descenso observado desde 2014 y
extendido durante 2016, el precio del petróleo ha comenzado 2016 con niveles
inferiores a los US$30, lo que
refleja señales de un desajuste del mercado global más persistente y
pronunciado lo proyectado anteriormente. De esta forma, se sigue esperando que
el reacomodo del mercado petrolero a la realidad actual de sobreproducción tome
un tiempo considerable, lo que llevará a que el precio de la referencia WTI
pase a cotizarse a finales
de este año en un nivel promedio de US$31, revisado desde US$54,4.
Tasa de cambio
La moneda
colombiana se encuentra en medio de un ajuste a una nueva realidad en la que
los términos de intercambio y los flujos externos volverán a los niveles
observados antes del boom de las materias primas. Esto, sumado al marcado
desbalance externo del país, sugiere una debilidad del peso que ocurrirá en medio
de un mercado altamente volátil. Se espera que a finales de 2016 el USDCOP se sitúe en un rango entre
$3.050 y $3.700, con un escenario central de $3.400.
Crecimiento económico
Desde un 3,1%
estimado para el año anterior se redujo el pronóstico central de crecimiento
para 2016 de 2,8% a 2,6%,
con un rango entre 1,8% y 3,1%. Esta revisión refleja el hecho de que
los factores que pueden llevar a una mayor desaceleración tienen un mayor peso
relativo que los catalizadores de crecimiento. La demanda interna seguiría
siendo el motor de la economía, pero se espera que todos sus componentes se
expandan a una tasa más baja que en 2015. Se prevé que haya un marcado
contraste en los desempeños sectoriales. Finalmente, se estima que la
recuperación prevista para 2017 sería menos pronunciada que lo previsto hace
tres meses.
Inflación
Hemos revisado al alza nuestra previsión para este
año, de 4% a 4,4%, con un rango entre 3,7% y 5,4%. Durante el primer semestre las variaciones
anuales de los precios se mantendrían cerca del 7%, debido a las presiones
provenientes del fenómeno de El Niño, el traspaso de la depreciación cambiaria
y la activación de mecanismos de indexación. Sin embargo, se prevé que en el
segundo semestre la inflación presente una tendencia de moderación, debido a
una eventual normalización de las condiciones climáticas y a las menores
presiones de precios provenientes de una economía creciendo por debajo de su
potencial. A pesar de ello, se estima que la convergencia de la inflación al
rango meta del Banco de la República solo ocurrirá en 2017.
Política monetaria
Debido a las
fuertes presiones de precios en el corto plazo y su efecto desfavorable sobre
las expectativas de inflación, el equipo de investigaciones prevé que las alzas
recientes de la tasa repo continúen en el primer trimestre, hasta un nivel estimado de 6,5%.
A partir de ese punto empezaría un periodo de estabilidad en la tasa repo, el
cual apenas terminaría hacia finales del año, cuando se abrirá la posibilidad
de que el Emisor inicie un ciclo expansivo de política monetaria. Por lo tanto en nuestro escenario
base, la tasa de intervención finalizaría en diciembre en 6,25%.
Sector externo
La caída más pronunciada de los términos de
intercambio llevará a que en 2016 el déficit comercial del país se mantenga en
un monto similar al del año anterior. Como resultado de ello, la proyección indica que el déficit en cuenta
corriente permanecerá por encima del 6% del PIB, lo que constituye una de las
principales fuentes de vulnerabilidad de la economía colombiana.
En conclusión Colombia, así como otros países emergentes,
se enfrenta a riesgos globales más agudos y afronta los efectos de segunda
ronda que trajo el choque de los precios de las materias primas. Esto se traducirá en un contexto
macroeconómico más incierto y en una combinación menos constructiva de crecimiento
e inflación para este año. Ante estas perspectivas macro, en 2016 los agentes
económicos deberán combinar optimismo, paciencia y prudencia.
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