El Jueves Negro los inversores se agolpaban frente a la
Bolsa para conocer la caída de las cotizaciones. - Llamado también “El Crac del 29”
El
Jueves Negro tuvo lugar el 24 de octubre de 1929, día en el que dio comienzo la
caída en la Bolsa de Nueva York y con ella el Crac del 29 y la Gran Depresión.
El desplome de la Bolsa de Nueva York el Jueves Negro produjo una situación de
verdadero pánico que provocó la posterior crisis bancaria en Estados Unidos.
Desde
noviembre de 1928, se llevaban viviendo en la Bolsa bruscas caídas del índice
por ventas desmesuradas. Las caídas eran generalmente seguidas de
recuperaciones en las que se lograba igualar, e incluso superar los índices.
El jueves del miedo
En
marzo se sucedieron tres semanas de subidas constantes; al mismo tiempo reinaba
la sensación de que la Bolsa estaba muy sobrevalorada.
En ese momento comenzó a difundirse el rumor, no falto de fundamento, de que el
Consejo de la Reserva Federal de Estados Unidos se estaba reuniendo a diario y en secreto para no
despertar recelos.
Durante el fin de semana del 23 al 24 de marzo se supo que el Consejo se había
reunido incluso el sábado, lo que desencadenó una venta masiva el lunes 25 de
Marzo.
Uno de los vendedores fue el fundador de la dinastía
Kennedy, Joe Kennedy, quien, tras una conversación con su limpiabotas en la que
este le recomendaba
comprar acciones de empresas del ferrocarril y petroleras, formuló la
frase según la cual, si cualquiera podía invertir en bolsa y un limpiabotas
predecir lo que iba a ocurrir, esto significaba sin duda que el mercado estaba sobrevalorado.
El
lunes el índice cayó 9,5 puntos y el martes siguiente algunos valores perdían 3
puntos por hora vendiéndose ocho millones de títulos.
Sobraba
papel, faltaba dinero y aumentaban los intereses por éste que llegaban incluso
al 20%.
Sin embargo, un inversor con muchos intereses en el
mercado de valores y muchos recursos le plantó frente. Charles E. Mitchell, presidente del National City
Bank, empleó los
recursos del banco para comprar todos los títulos y dar la sensación de que había
esperado un descenso excesivo para comprar, lo que hizo recuperar la
confianza en el mercado.
El
viernes 18 de octubre de 1929 comenzaron a venderse acciones y cundió el pánico
en algunos sectores de Wall Street, saliendo a la venta 8 millones de acciones,
descendiendo ese día el
índice 7 puntos, y
el Sábado otros 12 puntos.
Nuevamente se difundía la idea de la normalidad del
mercado y seguían las
críticas a quienes vaticinaban un desplome repentino. Realmente estaban
estafándose a sí mismos, pero
lograron detener momentáneamente la caída e incluso imprimir un pequeño ascenso
en el valor de las acciones, pese a ser un espejismo, como se vería
durante la semana siguiente.
El día de la caída
El
24 de octubre, tras varias pequeñas bajadas, se produjo la primera gran caída,
llegando a descender la Bolsa un 9%, pero en aquella ocasión no había un
banco que comprara las bolsas o una amalgama de inversores que pusiera freno.
El
pánico fue tan gigante que la policía debió clausurar la bolsa. Se llegaban a ofrecer paquetes de
acciones a un tercio de su valor, sin encontrar comprador.
Muchos millonarios y ricos inversores se lanzaban desde los rascacielos,
incapaces de asumir la gran depresión que se avecinaba y que nadie quiso ver.
Con
todo y con eso el Jueves Negro no fue el peor día. Tras una recuperación
el viernes, y otra pequeña el lunes, se produjo el Martes Negro (28 de octubre), donde el índice de la Bolsa
descendió más que en ninguna otra jornada de la Bolsa. Las bajadas continuaron
hasta el mes de enero cuando se tocó fondo.
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