Sus finanzas personales podrían estar andando bien. Pero ¿podrían soportar una
cuenta médica inesperada o una reducción sorpresiva en su salario? ¿Qué tal si
pierde su empleo o recibe una auditoría fiscal no programada?
La Reserva Federal llevó a cabo una serie de pruebas
hipotéticas a los bancos que buscaban medir qué tan preparados están en caso de una debacle
financiera. En ese mismo espíritu, presentamos cinco pruebas de
resistencia para sus finanzas.
1)
Proporción de ingresos a deuda
Divida sus ganancias antes de impuestos entre sus deudas,
incluyendo tarjetas de crédito, préstamos automotrices y su hipoteca. Eso le
dará su proporción de ingresos a deuda. Una buena regla es tener una proporción de ingresos a
deuda personales de menos de 28%, sin contar la hipoteca o de 36% incluyendo la
hipoteca y contabilizando a todos los miembros de su hogar. Un
porcentaje alto es una advertencia de que tiene demasiada deuda con relación a
sus ingresos y que por lo tanto debe reducir su deuda, aumentar sus ingresos o
ambos.
2)
Gastos discrecionales
Es
importante saber cuáles son sus gastos discrecionales y qué tan rápido
puede recortarlos cuando pase por momentos difíciles.
Comience por distribuir todos sus gastos en tres categorías: fijos, que son los pagos
que debe hacer sin importar las circunstancias; variables no discrecionales, que son los gastos
como alimentos y la cuenta del aire acondicionado sobre las que puede ejercer
cierto nivel de control y los puramente discrecionales como la membresía del
gimnasio y las vacaciones.
Los
gastos discrecionales deberían representar un porcentaje más alto de sus
gastos generales que sus gastos físicos, lo que le da margen para posponer,
reducir o eliminar esos gastos. “Decida qué es lo que no necesita para vivir o reduzca sus gastos
rápidamente”.
3)
Ahorros de emergencia
Los planificadores financieros le dicen a sus clientes
que reserven suficiente efectivo en ahorros o activos fáciles de liquidar para cubrir entre tres y nueve
meses de gastos, con tres meses siendo el mínimo.
Este ahorro será el primer lugar al que acudirá por su
disponibilidad. Usarlo no debería requerir la venta de valores o el recibir una
multa por retiro anticipado de sus cuentas de jubilación o de un certificado de
depósito.
Entre
más grandes sean sus obligaciones, más efectivo de emergencia debería guardar,
dicen los planificadores. Una madre soltera con una hipoteca podría
necesitar varios meses e incluso más de un año en efectivo para cubrir sus
gastos, por ejemplo. Un soltero recién graduado sin deuda estudiantil y que
renta un apartamento sólo podría necesitar tres meses.
4)
Ingresos adicionales
Considere sus opciones para generar ingresos adicionales
durante las épocas difíciles.
Los
salarios o propinas de un segundo empleo a medio tiempo o lo recaudado con la
venta de objetos personales podría generar lo suficiente para mantenerlo a
flote durante un período de pocos ingresos sin drenar rápidamente sus
fondos de emergencia.
5)
Activos totales
Si los bancos son evaluados por la liquidez y calidad de
sus balances y su habilidad para soportar una corrida sobre sus depósitos, los
consumidores podrían ser evaluados por la liquidez y calidad de sus activos y
qué sucedería si todos sus acreedores los llamaran al mismo tiempo.
Sume
sus ahorros de emergencia, el patrimonio de su vivienda y el saldo en sus
cuentas de ahorro para la jubilación para obtener sus activos totales.
Después divida esa cifra por sus gastos mensuales para descubrir por cuántos meses
puede vivir sin una apreciación de sus inversiones ni ingresos hasta que haya
agotado por completo esos activos.
Considere
a dos personas, cada una con un valor neto de US$1 millón. La primera
tiene cuenta de valores y cuenta corriente, la segunda tiene su dinero en
bienes raíces. ¿Cuál de
las dos puede pagar sus facturas con mayor rapidez con un menor descuento al
convertir activos en efectivo?
“Uno
tiene evaluar la liquidez y calidad del patrimonio neto”.
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