Si
cree que está tomando las mejores decisiones posibles con su dinero,
reconsidere.
Todos
nos vemos a nosotros mismos como consumidores e inversionistas racionales que
optimizamos el uso del dinero que ganamos con el sudor de nuestra frente.
Pero la realidad, dicen psicólogos y asesores financieros es que la mayoría de
gente usualmente es presa
de trampas emocionales y sesgos cognitivos que impiden que usen su
dinero de una manera óptima y a menudo terminan garantizando que hagan lo despilfarren de la peor manera
posible.
El
ejemplo clásico es vender acciones por pánico después que el mercado ha caído,
el momento exacto en el que debería estar comprando.
Los pasos psicológicos en falso pueden ser costosos y el
primer paso para evitarlos es reconocer que existen. A continuación, cuatro errores financieros que
usted podría estar cometiendo.
Financiar
a sus hijos adultos
El problema: El asesor financiero Jon Ulin tiene varios
clientes que han ayudado a pagar los gastos y préstamos de sus hijos después de
terminar la universidad, incluso después que se mudaron de regreso al hogar
paterno.
El asesor también recuerda a un cliente jubilado cuya
hija ya mayor, junto a su nuero, dos nietos y un perro se mudaron con él (eso
ya lleva dos años). Aunque bien intencionado, el cliente está poniendo su propia jubilación en riesgo
al cubrir los gastos de su familia.
La solución: Los padres pueden mitigar los riesgos de servir de muleta financiera para
sus hijos adultos al fijar límites antes de darles su apoyo, dice.
Si ya está financiando a sus hijos adultos, rompa con el
ciclo y organice una reunión familiar en la que fije exigencias específicas por escrito.
Estipule exactamente cuánta ayuda proveerá y por cuánto tiempo. Y considere pedirle a su hijo
que le devuelva el dinero después de un tiempo.
“Esto
reducirá el estrés y la ansiedad entre los padres y sus hijos y les dará una
sensación de responsabilidad fiscal y motivación para seguir adelante”.
Creencias
que sabotean sus finanzas
El problema: Estas verdades a medias que aprendimos en
nuestra infancia operan inconscientemente en la vida adulta. Entre los ejemplos más conocidos
se encuentra “Crecí pobre, moriré pobre” o “Lo que tengo en la cuenta del banco
determina mi valor como persona”.
El problema con estas verdades a medias es que pueden inducir un tipo de
pasividad conocida como “impotencia aprendida”, que previene que la
gente actúe en su interés propio, incluso mientras promueven un comportamiento
que los sabotea a sí mismos.
Ella recuerda a una pareja que no tenía empleos estables y ahorraba muy poco. No
obstante, la esposa gastaba más de lo que la pareja podía costear, pese a que
tenían un hijo recién nacido. Tampoco quería buscar empleo.
A través de terapia, la esposa se dio cuenta que
inconscientemente había
adoptado la creencia de su madre que “el universo proveerá”.
La solución: La terapia puede ayudarle a entender sus creencias inconscientes
y puede ser un primer paso crítico hacia una relación más saludable con el
dinero.
“El
optimismo ciego no es un plan financiero”. “Entienda que repetir el
mismo comportamiento y esperar resultados diferentes es una locura”.
Gastar
de más
El problema: Uno de los clientes de Karol Ward siempre
estaba estresada por no ganar el dinero suficiente, dice la psicoterapista de
Nueva York. La clienta lo decía porque trabajaba como freelancer y sus ingresos eran
impredecibles. Sin embargo, Ward le ayudó a analizar sus gastos y se dio cuenta que estaba
gastando demasiado en ropa para sus dos hijos.
La respuesta de la clienta fue que estaba obsesionada con
las ofertas y no podía dejar pasar una ganga. En realidad, buscaba un alivio temporal del estrés.
La solución: El primer paso para dejar de gastar de más es darse cuenta que lo está
haciendo, dice Ward. Cuando esté descansado y calmado, revise sus gastos
y compárelos con sus ingresos.
Si
está gastando de más, fije algunas metas financieras y cree un plan de gastos
que requiera que usted gaste menos de lo que gana. (Los expertos dicen
que este ejercicio también le ayuda a conquistar la “evasión”, el temor de
abrir sus facturas o mirar el extracto de su cuenta de jubilación).
Fijar metas le puede ayudar a concentrarse en una meta a
largo plazo, como ahorrar para la jubilación.
Demasiada
confianza
El problema: Un cliente de Baker perdió mucho dinero en
el colapso del mercado de 2008. “Se atormentaba con el remordimiento de haber escuchado a su asesor
financiero”, dijo. Así que decidió que gestionaría sus propias
inversiones, pese a que tenía un empleo de tiempo completo y tenía un
conocimiento limitado del mercado bursátil.
Sus inversiones se basaron en “buenas noticias” sobre las
acciones que le gustaban, ignorando la información que podría poner a prueba la
imagen que tenía de la acción, un fenómeno que se conoce como “sesgo de
confirmación”.
Por cierto tiempo, la estrategia funcionó, pero
eventualmente terminó perdiendo más que antes. “Se sintió tan decidido a hacer dinero que sobrevaloró
sus propias opiniones”, dice Baker.
La solución: No se rinda ante la emoción de sus inversiones, dice Baker. Si siente
que eso está sucediendo, deténgase y asegúrese que ha investigado lo suficiente
la inversión y que conoce los riesgos al dedillo. Busque la opinión de
un profesional o de un amigo que le pueda dar otra perspectiva. Deje pasar
tiempo entre su idea de inversión y la decisión, dijo.
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