ES UN BUEN MOMENTO PARA GLOBALIZAR SU PORTAFOLIO DE ACCIONES


¿Busca aumentar los retornos de su inversión y reducir su riesgo? Busque fuera de Estados Unidos.

Las acciones internacionales son una mejor inversión que sus pares de EE.UU. según una variedad de medidas probadas en el tiempo. Y, contrario a lo que se cree, si invierte globalmente de forma sensata reducirá el riesgo de su portafolio, no lo aumentará.

En los últimos 12 meses, el mercado bursátil de EE.UU. —según la medición del índice MSCI US Equity— subió alrededor de 16% y ronda máximos históricos.

La historia fuera de EE.UU. ha sido más variada. Mientras Europa en general también subió alrededor de 16%, España se disparó 33% e Italia casi lo mismo. En tanto, Japón bajó 4%, y los principales índices de muchos "mercados emergentes", como Brasil y Tailandia, cayeron alrededor de 10%.

Según datos suministrados por una firma de analítica financiera, el mercado bursátil estadounidense ahora es uno de los más costosos del mundo cuando se comparan los precios de las acciones con datos básicos de las empresas como ganancias por acción, dividendos y activos netos.

Por ejemplo, las acciones estadounidenses en general se cotizan a un valor 16 veces superior al pronóstico de ganancia por acción para los próximos 12 meses. El promedio fuera de EE.UU.: menor a 13 veces. Las acciones de EE.UU. ofrecen un retorno de dividendo de 1,7%, lo que significa que este año el inversionista debería prever sólo US$1,70 en dividendos por cada US$100 en acciones que posea. Eso apenas mantendrá el ritmo de la inflación. Los mercados fuera de EE.UU. pagan en promedio 2,8%.

Abundancia de oportunidades
Los mercados fuera de EE.UU. que son considerados más baratos que EE.UU. según estas mediciones incluyen nombres tan diversos como Hong Kong, Japón, Singapur, Alemania, Francia, Noruega, Reino Unido y Brasil. Mejores valuaciones en hoy en día suelen llevar a mejores retornos de inversión más adelante.

Mebane Faber, director general de inversión de Cambria Investment Management, con sede en California, estudió los resultados obtenidos por inversionistas en todo el mundo durante muchas décadas, y llegó a una conclusión notablemente simple.

Deje de lado temores de "riesgos" y pronósticos de retornos para este año o el próximo. Desde 1975, descubrió, un inversionista hubiera conseguido ganancias enormes con sólo invertir todos los años en los mercados más baratos del mundo y evitar los más costosos.

Por lo tanto, si el inversionista hubiera invertido US$1.000 en un índice bursátil global en 1975 y simplemente hubiera dejado el dinero allí, reinvirtiendo dividendos, durante los 36 años siguientes su dinero habría crecido a US$74.000. Eso significa un retorno anual de 12,7%.

Pero si, en cambio, el inversionista hubiera invertido todos los años en el 10% de los mercados mundiales que eran los más baratos en comparación con los activos netos de las compañías, hubiera terminado con bastante más: US$400.000. Eso significa un retorno anual de 18,1%. (Las cifras no están ajustadas según la inflación).

"Lo que encontramos no fue sorprendente", señaló Faber en un ensayo de investigación donde explicaba sus conclusiones. Lo que realmente importa es si se compran acciones cuando están baratas o cuando están caras. "Es un peldaño casi perfecto", escribió. "Los retornos futuros son menores cuando las valoraciones son altas, y los retornos futuros son más altos cuando las valoraciones son bajas".

Las acciones estadounidenses son costosas porque los inversionistas se han vuelto cada vez más optimistas sobre la economía de ese país y el auge continuo de las ganancias corporativas. La Reserva Federal apuntaló el entusiasmo al inyectar liquidez en el sistema financiero en los últimos años.

¿Ese optimismo está puesto en el lugar equivocado? Quizás. Pero no importa realmente. Lo que importa es hasta dónde ese optimismo ya está reflejado en el alto precio da las acciones.

La economía mundial es cada vez más global, por lo que las corporaciones estadounidenses están expuestas a auges y crisis en otros países, y viceversa. Un auge económico en EE.UU. sería bueno para empresas en Japón, y una crisis en Asia, por ejemplo, sería negativa para las firmas estadounidenses.

Hace tres años, los inversionistas globales tenían un optimismo similar sobre el auge en los mercados emergentes, y causaron un aumento de los precios en lugares como Brasil e India. Desde entonces, el crecimiento en esos países ha decepcionado.

Formas de capitalizar
Los mercados emergentes también fueron afectados por el revuelo político y en algunos casos por la inflación. Las acciones, cuyo precio reflejaba las buenas noticias, se han ido a pique. Los inversionistas pueden intentar capitalizar valoraciones menores en muchos mercados fuera de EE.UU. al volcar su dinero en fondos de inversión o fondos que cotizan en bolsa e invierten en países individuales, como Índice iShares MSCI de Alemania o el de Japón. Pero para muchos inversionistas, esa estrategia sería demasiado enérgica, demasiado complicada y demasiado costosa.

Una estrategia más simple es colocar una mayor porción de la inversión en un portafolio global de acciones de distintos países y rebalancearlo todos los trimestres o todos los años.

Muchos inversionistas son alentados a conservar quizás 80% de su dinero en acciones estadounidenses y quizás 20% en emisiones de otros países. Es la estrategia equivocada. EE.UU. ahora representa un poco más de 20% de la economía global.

Una inversión más sensata podría ser invertir un tercio del dinero disponible en el mercado bursátil estadounidense, un tercio en mercados internacionales desarrollados y el tercio restante en el índice MSCI Emerging Markets. Esta estrategia le da la inversionista acceso a una variedad de fondos de inversión de bajo costo y fondos de que cotizan en bolsa que invierten en cada uno de estos índices.

Por supuesto, hay un "riesgo monetario" para las inversiones fuera de EE.UU. Las monedas extranjeras se podrían debilitar frente al dólar, reduciendo el valor en moneda estadounidense de una inversión en ese país.

Riesgo exagerado
Pero este riesgo suele exagerarse. Es tan probable que las monedas internacionales se fortalezcan como que se debiliten. Y los precios de las acciones locales, tienden, con el tiempo, a compensar las fluctuaciones de divisas, al subir si la moneda cae, y viceversa.

El sentido común indica que las acciones internacionales son más riesgosas que las estadounidenses y que el inversionista debería limitar su exposición a ellas, en especial si tiene lo que los corredores llaman una "baja tolerancia al riesgo". Es un mantra que repiten con frecuencia los gestores de inversión, pero la repetición no lo hace verdadero.


El sentido común funciona para los gestores de dinero profesionales porque limita su responsabilidad legal si algo sale mal. Pero un inversionista privado que actúa por su cuenta puede tener un mejor desempeño.

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