¿Debería Europa temblar bajo la amenaza de la deflación?
Recientemente,
el Riksbank sueco, el banco central más antiguo del mundo, se convirtió en la
última entidad en reaccionar al situar sus tasas de interés en terreno negativo
por primera vez en su historia, al tiempo que anunció un programa de
compra de bonos. De esta forma, la entidad sueca se unió a un amplio grupo de
bancos centrales europeos que están probando medidas no convencionales en un
momento de preocupación por el actual periodo de baja inflación.
La oficina de estadísticas de la Unión Europea anunció a
finales del mes pasado que los precios de consumo de la región bajaron un 0,6%
interanual en enero tras caer un 0,2% interanual en diciembre.
Se
trata de la mayor desaceleración desde julio de 2009 y los economistas estiman
que los precios podrían seguir bajando hasta el tercer trimestre, aunque
aún no se trataría realmente de deflación.
Lorenzo Bini Smaghi, antiguo miembro del consejo
ejecutivo del Banco Central Europeo, definió la deflación en 2009 como una caída en el nivel
general de los precios que afecta a la mayoría, o a todos, los precios de la
economía. Debe ser
prolongada y durar al menos un año, dijo, y estar arraigada en las expectativas
de los agentes del mercado.
Por tanto, aunque los precios aún podrían seguir cayendo,
el estratega de inversiones de Rothschild, cree que sería erróneo hacer sonar ya las alarmas.
“Creemos que la amenaza que la deflación plantea es rutinariamente exagerada
por los expertos ávidos de titulares”, afirma. “La economía mundial no se detendrá solo porque los
precios de consumo caigan un poco”.
Lo
más importante, Gardiner destaca que el reciente desplome del precio del crudo
está generando buena parte de la caída de los precios de consumo en la eurozona.
De hecho, una consecuencia del abaratamiento del petróleo podría ser que la gente disponga de mayor
efectivo para gastar en otros bienes a largo plazo.
Sí, la actual caída de los precios es, en primera
instancia, negativa para los márgenes de ganancias porque hay más grandes
petroleras en los principales índices bursátiles que grandes usuarios de crudo.
“Sin embargo, creemos que este efecto se verá más que compensado con los
ingresos extra proporcionados si los consumidores gastan más en términos reales
a medida que baja su factura de combustible”, indica.
Gardiner añade que “no ha habido un periodo de deflación
significativa --con una caída de los precios de consumo del 5%-10% al año
durante años-- en el mundo desarrollado desde la Gran Depresión”.
“Si
entramos en otra Depresión, probablemente sabremos sobre ella y tendremos otras
cosas de las que preocuparnos”.
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