Algunos
miembros del Banco de Japón (BoJ) consideran que la reciente adopción de un
referencial negativo en el país asiático transmite un mensaje confuso con
respecto a su política monetaria.
La
junta de política monetaria de la entidad aplicar un tipo negativo del 0,1 por
ciento a determinados depósitos de los bancos nipones para estimular el
crédito.
La economista Sayuri Shirai, uno de los nueve miembros de
la junta, consideró
durante la reunión que la introducción inmediata del tipo negativo
después de que en diciembre se ampliara el plan de estímulo que el BoJ lleva a
cabo desde 2013 podría ser "malinterpretado".
Según el texto, Shirai indicó que esta decisión podría dar a entender que la compra
de activos a gran escala que se incluye en el programa ha tocado techo.
Por su parte, Takehiro Sato y Takahide Kiuchi opinaron,
respectivamente, que el BoJ solo
debería optar por tipos negativos una vez que se haya ralentizado el ritmo de
compra de dichos activos o en "situación de crisis".
Aquellos a favor de la medida subrayaron la necesidad de aplicar referenciales en tres
niveles diferentes para no perjudicar financieramente a las entidades,
que cuentan con un volumen de depósitos mayor de lo normal en virtud del
mencionado programa de compra de activos.
De este modo solo se penalizarían con un tipo negativo del 0,1 por ciento aquellas
transacciones adicionales que derivaran en un incremento marginal del saldo.
El principal argumento para la adopción de esta medida es
que ayudaría a ejercer
presión a la baja sobre la curva de rendimiento y a situar el primer
tramo de la misma en terreno negativo.
Esto
mejoraría el flujo de crédito y ayudaría a lograr el objetivo
establecido en 2013 con la adopción del programa de compra de activos: lograr una inflación estable de
en torno al 2 por ciento para estimular el crecimiento de la tercera economía
del mundo.
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