La
asertividad tiene que ver con dos cosas: la emoción y el pensamiento propio de
cada persona. Como todo extremo es malo, cuando se trata de comunicación se
puede llegar a ser pasivo o agresivo: “cuando no se es asertivo se esconde la emoción, es decir,
tendemos a ser pasivos. Cuando impongo mi comunicación a un equipo de trabajo
buscando que hagan lo que quiero, se tiende a ser agresivo.”
El
equilibrio entre esos dos extremos es precisamente la asertividad. Ese
punto en el que una persona es capaz de expresar sentimientos y pensamientos de
manera clara y respetuosa.
No
está bien ocultar la emoción, pero tampoco ‘maquillar’ lo que se piensa.
“A las personas les han enseñado que las emociones no se cuentan…y menos en el
trabajo. Un líder debe
ponerle nombre a las sensaciones para que su equipo entienda mejor qué está
pasando”.
Claves para comunicarse de forma asertiva:
Determinar
y expresar claramente la emoción que se está experimentando. “Me siento
en riesgo”, “estoy ansioso por”, “estoy molesto con”, “me tiene feliz que” son
frases que dan mayor claridad de entrada.
Explicar
la situación sin culpar a nadie y basándose en hechos y datos. No caben las
suposiciones, ni las opiniones.
Capacidad
de estructurar la conversación y no empezar por el final. Es decir,
iniciar haciendo un reclamo sin haber dado ningún tipo de contexto, por
ejemplo.
Capacidad
de escucha.
Dar parámetros
claros de lo que espero frente a la situación.
Así como la comunicación, los mensajes asertivos deben ir igualmente engranados
bajo las anteriores recomendaciones:
Que describan una emoción
Que describan la situación
Que
haya coherencia entre el mensaje y el lenguaje corporal
Que haya una pauta, instrucción
Que
genere acuerdos
Beneficios
de la comunicación asertiva
Se
mejoran las relaciones interpersonales. Cuando se tiene la cultura de
comunicarse asertivamente las relaciones fluyen más, gracias a que las personas
tienen un mayor nivel de comprensión y tiempo para pensar sobre lo que otros
plantean.
Impacta
directamente el clima.
Aprender
a hablar y encaminarse, llevando a la innovación, a nuevas formas de
solucionar problemas.
Mayor
compromiso ligado a lo emocional, engagement.
Da
mayor credibilidad al líder.
El
miedo suele ser el factor que lleva a un líder a irse a alguno de los extremos
en la comunicación y el trabajo para superarlo es interno y de reflexión.
Se puede hacer de forma individual o buscar ayuda de un psicólogo o un coach.
También ayuda leer sobre el tema.
“La
asertividad lleva a tener más conciencia sobre lo que se hace en el trabajo.
Exige que cuando me dirija planee las comunicaciones que hago y que cuando le
hable al grupo sea capaz de tener claridad sobre mis sentimientos, mis
pensamientos y las acciones que quiero emprender. Hablar con grupos antes era dar órdenes, hoy en día se
necesitan herramientas de este tipo que son más humanas, más cercanas, pero que
también han demostrado que logran generar más motivación en el trabajo”,
concluye el experto.
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