¿El
liderazgo es solo para que lo ejerzan los presidentes y gerentes en una
empresa? ¿Es posible que un mando medio sea un líder?
Trabajadora agrícola y empleada doméstica son los dos
cargos que aparecen en el desempeño laboral de la hoja de vida de Rigoberta
Menchú Tum, premio Nobel de Paz en 1992.
“Innovador,
culto y sensible”, así describió la abogada y tutora Michelle Robinson a
su pupilo, el joven estudiante de primer año de derecho Barack Obama, expresidente
de Estados Unidos.
Ante
el tamaño de estos líderes, la pregunta de si es posible ser uno de ellos desde
un rol de mando medio, cae por su propio peso. Para Rafael González,
consultor y columnista sobre temas de innovación empresarial, es indudable que
sí se puede.
“El
liderazgo es personal, con uno mismo. Conócete, acéptate y supérate, lo decía San
Agustín”, explica González y agrega que “un líder que se conoce, es más fácil que genere
credibilidad y engagement, también en el nivel organizativo”.
Uno de los tres pilares de la estrategia de la compañía
orientada al cliente, son los empleados.
Potenciar
el trabajo de ellos a través del empoderamiento. Es decir, que las personas
tengan la capacidad de tomar decisiones en los diferentes niveles y hacer lo
que deben hacer, porque son ellos quienes más saben, generalmente, sobre sus
operaciones.
Además, propicia y promueve el trabajo colaborativo entre
todos porque, “nadie puede
ganar si solamente está pensando en su pedacito. Todos trabajando juntos
obtenemos más velocidad y agilidad. Así la empresa será mucho más competitiva.
¿Para qué?
Quizás,
muchos pensarán que liderar es función y trabajo del gerente, presidente o
representante legal. Eso puede ser correcto para los antiguos modelos de
organización de los siglos XIX y XX en donde el estilo de dirección estaba
limitado a dar instrucciones.
En el modelo del siglo XXI, que implica tener
organizaciones más horizontales y menos burocráticas, el reto es aprender a delegar el mayor
poder de evaluación y decisión, resolver rápidamente situaciones complejas e
incrementar la capacidad de reacción frente a los cambios del entorno,
advierten expertos.
Sin embargo, para hacerlo es necesario tener y formar líderes, en cualquier cargo,
que sean capaces de tomar decisiones y organizarse alrededor de procesos y
cultivar la cultura del desempeño del equipo, entre otros.
Organizarse alrededor de procesos implica comprenderlos
bien, saber qué lugar ocupa el trabajo de cada uno dentro del mismo, para facilitar la toma de
decisiones adecuadas, así como conocer y ejecutar las acciones correspondientes
con disciplina.
La formación del liderazgo entre los mandos medios implica realizar esfuerzos en
capacitación y formación en competencias para que cada uno conozca las
razones del negocio.
Adicionalmente, delegar autoridad para poder tomar decisiones es
fundamental en la organización horizontal y, en este caso, es lo que
permite alcanzar eficaz y eficiente mente el objetivo propuesto en el proceso.
¿Por qué es bueno?
El
liderazgo ejercido en diferentes niveles de la organización y por los mandos
medios acarrea los siguientes beneficios señalados por los expertos:
Se logrará una organización más controlada y segura.
Los
equipos trabajarán coordinados y alcanzarán buenos logros.
Las personas se sentirán más satisfechas y bien remuneradas.
Las necesidades del cliente serán resueltas en forma oportuna.
Los
resultados económicos mejorarán.
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