La
caída en los precios del petróleo, que ha llevado la cotización por debajo de
los US$50 el barril, un descenso cercano al 50%, tiene su lado bueno.
Según el comunicado, Ayhan Kose, Director del Grupo de
Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial, explicó respecto del contenido
del informe, que “para las
autoridades responsables de formular políticas en los países en desarrollo
importadores de petróleo, la caída en los precios del crudo constituye la
oportunidad de llevar a cabo reformas estructurales y financiar programas
sociales. En los países exportadores, esta baja aguda es un recordatorio
de las importantes vulnerabilidades inherentes a la actividad económica
altamente concentrada y de
la necesidad de revitalizar las gestiones de diversificación a mediano y largo
plazo”.
De otra parte, el vicepresidente superior y economista en
Jefe del Banco Mundial, Kaushik Basu, señaló que la caída en los precios del petróleo es una oportunidad
para que los países puedan reducir las presiones fiscales, por ejemplo,
eliminando el subsidio a los combustibles.
En
el caso Colombiano ese dato es fundamental, pues durante los últimos dos años
el país abrió un hueco fiscal cercano a los $5,3 billones por cuenta del
subsidio implícito en combustibles como la gasolina y el acpm. Si se
logra sanear ese rubro, probablemente el país habrá logrado, sólo gracias al
alivio en el costo de los combustibles, un impacto fiscal equivalente a la
mitad de la nueva reforma tributaria.
Según Basu, “como es probable que el petróleo se mantenga barato durante un tiempo,
los países importadores deberían reducir o incluso eliminar los subsidios a los
combustibles y reconstruir el espacio fiscal necesario para llevar a cabo
esfuerzo de estímulos en el futuro. Cuando se trata de políticas
fiscales, importa tanto el tamaño como la calidad del déficit, al igual que las
decisiones en materia de gastos. En ese sentido, a las economías emergentes les vendría bien invertir en
infraestructura y apoyar sistemas sociales vitales para reducir la pobreza.
Tales medidas pueden aumentar la productividad a futuro y reducir el déficit
fiscal a largo plazo”.
Pero todas estas estrategias dependen de que las finanzas
públicas cuenten con cabal salud. Así lo señala Ayhan Kose del BM quien, según
el comunicado, explicó que “la
recuperación de las reservas fiscales brindará el espacio necesario para apoyar
la actividad en épocas de estrés económico.
En este momento, la necesidad de
contar con reservas fiscales adicionales es mayor, puesto que las perspectivas
de crecimiento son inciertas, hay escasas alternativas en materia de políticas
y posiblemente, condiciones financieras más ajustadas en todo el mundo”.
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