Seis
años después de la crisis financiera, Estados Unidos, la primera economía
mundial, parece consolidar finalmente su recuperación.
Sólo
Estados Unidos parece remontar el vuelo en un tímida recuperación global, del
3,5 % este año y 3,7 % el próximo, en la que el resto de las grandes
economías como Japón, las de la zona del euro, América Latina e incluso China ven reducir sus
previsiones, informó el FMI.
En el informe Perspectivas Económicas Globales divulgado
en Pekín, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), calificó la situación actual
como "un complicado mosaico" en el que se entrelazan riesgos al alza,
como el descenso de los precios del petróleo, con otros a la baja, como la
volatilidad de los mercados financieros y el "estancamiento y baja
inflación" en Europa y Japón.
Por ello, el Fondo elevó sus proyecciones a un 3,6 % para
este año y un 3,3 % en el próximo, cinco y tres décimas, respectivamente, más
que en octubre, impulsada
por la "demanda interna apuntalada por el abaratamiento del petróleo, la
moderación del ajuste fiscal y el respaldo continuo de una orientación flexible
de la política monetaria". Sin embargo, el resto de los países y
regiones avanzados ven mermadas sus perspectivas de crecimiento: en la zona del
euro a un 1,2 % para 2015, dos décimas menos que en octubre, y un 1,4 % para el
próximo año, tres décimas menos que lo anticipado; y Japón al 0,6 % este año y
un 0,8 % en 2016, dos y una décima menos de lo previsto.
Asimismo, en las economías emergentes comienza a consolidarse la ralentización
tras años de gran expansión, arrastradas por los bajos precios de las
materias primas, especialmente el petróleo, y la desaceleración del motor chino. De hecho, el
Fondo calcula ahora que el gigante asiático crezca un 6,8 % en 2015 y un 6,3 %
en 2016, con revisiones a la baja de tres y cinco décimas, respectivamente,
como reflejo de la menor inversión.
China
no registra un crecimiento en la frontera del 7 % desde hace cinco años,
y dada su creciente importancia global el organismo multilateral anticipa que
esta tendencia generará efectos sobre el resto mundo. "Su bajada gradual refleja una
decisión -que es bienvenida- de reorientar la economía hacia el consumo y lejos
del sector inmobiliario y el sistema bancario en la sombra. No obstante,
este menor crecimiento está afectando el resto de Asia", destacó el
economista jefe del FMI, Olivier Blanchard.
América Latina sobresale, en
este sentido, como una de las regiones emergentes más perjudicadas por este
frenazo global. Las previsiones sitúan ahora el crecimiento
latinoamericano en el 1,3 % en 2015, nueve décimas menos que en octubre; y del
2,3 % en 2016, cinco décimas menos. El jefe economista del FMI atribuyó esta tendencia a la
bajada de los precios de los productos básicos, el motor del crecimiento
en el 2000. "Los efectos de las bajadas que comenzaron en 2011 en las
perspectivas de crecimiento de América Latina están empezando a ser
claros", subrayó Blanchard en Pekín, y destacó que los países se están dando cuenta de ello y
buscando nuevas fórmulas.
Especialmente pronunciado es el frenazo en Brasil, con una proyección de
apenas el 0,3 % para este año, 1,1 puntos porcentuales menos que lo previsto en
octubre. "Nuestras previsiones están realizadas en base a la segunda mitad
del 2014, y la actividad entonces fue bastante débil, sobre todo, en
inversión", explicó Gian Maria Milesi-Ferretti, subdirector de
investigación del FMI, en rueda de prensa. Además subrayó que ciertas situaciones no habían ayudado,
como la incertidumbre de las elecciones o la investigación de Petrobras,
que afectó a la confianza de los inversores.
México,
la otra gran economía regional, mantiene un ritmo de crecimiento más sólido
del 3,2 % para 2015, aunque también supone una rebaja de tres décimas con
respecto a los anteriores cálculos del Fondo. No obstante, el gran recorte en sus proyecciones lo
registra Rusia, país
para el que el FMI prevé ahora una recesión sostenida en 2015 y 2016: -3 % y -1
%, respectivamente. "La proyección refleja el impacto económico de la
fuerte caída de los precios del petróleo y el recrudecimiento de las tensiones
geopolíticas, tanto a través de efectos directos como del impacto en la
confianza", así como la depreciación del rublo.
Por último, el Fondo reitera los beneficios generales del descenso del petróleo,
cuyo precio, expresado en dólares de EEUU, han bajado alrededor del 55 % desde
septiembre. Aunque explica que este "retroceso se debe en parte a una debilidad inesperada de
la demanda en algunas grandes economías, en particular, de mercados emergentes".
Y, en mayor medida, a factores vinculados a la oferta como "la decisión de
la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de mantener los
niveles de producción pese al aumento continuo de la producción de países
ajenos al grupo, especialmente EE.UU.".
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