De acuerdo a lo mencionado por
Jeffrey Sachs, en su libro "El Fin de la Pobreza", somos herederos de
dos siglos y medio de progreso económico, lo que nos permite suponer, que en el
año 2025 podrá existir un mundo sin pobreza extrema, basado en el progreso
tecnológico que posibilita satisfacer las necesidades humanas básicas a escala
mundial y alcanzar un hito sin precedentes en la historia.
El progreso tecnológico se ha nutrido de las revoluciones que viene
experimentando la ciencia básica y se ha propagado mediante el poder de los
mercados globales y las inversiones públicas en materia de sanidad, educación e
infraestructura.
Tenemos una oportunidad
inigualable para promover la aplicación de las ideas ilustradas de célebres
pensadores filósofos y economistas, para acabar con la pobreza. La labor de
nuestra generación puede definirse en términos ilustrados:
Contribuir a fomentar sistemas
políticos que promuevan el bienestar humano y estén basados en el consentimiento
de los gobernados.
Contribuir a fomentar sistemas económicos que
extiendan los beneficios de la ciencia, la tecnología y la división del
trabajo a todas las regiones del planeta.
Contribuir a fomentar la cooperación
internacional con el fin de garantizar una paz perpetua.
Contribuir a fomentar la ciencia y la
tecnología fundadas en la racionalidad humana para alimentar las
perspectivas sostenidas de mejora de la condición humana.
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